El Correo de Burgos

Una coruñesa documenta sus orígenes hasta la estirpe del Cid

Hay que remotarse 33 generaciones y 2.000 antepasados para vincular a esta gallega con el Cid

Lucía Golpe González ha dedicado 20 años de su vida a realizar esta investigación.-ÁNGEL MANSO / LA VOZ DE GALICIA

Lucía Golpe González ha dedicado 20 años de su vida a realizar esta investigación.-ÁNGEL MANSO / LA VOZ DE GALICIA

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PAULA GIL / Burgos
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La fecha de su nacimiento es desconocida, algo frecuente cuando se trata de personajes medievales como el Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Su padre, Diego Laínez, era, según todos los indicios, hijo de un magnate leonés. Sin embargo, nunca perteneció a la corte a diferencia de su primogénito, que se crió como miembro del séquito del infante don Sancho, hijo del rey. Fue éste quien lo nombró caballero y con el que acudió al que posiblemente sería su primer combate, la batalla de Graus en 1063.

Tiempo después, el castellano tuvo tres hijos: María, Cristina y Diego. La segunda tuvo a una joven que puso por nombre Elvira Monzón, mujer de la que proviene esta gallega nacida en Betanzos. A día de hoy, si Rodrigo Díaz de Vivar levantara la cabeza no podría haber imaginado que diez siglos después de innumerables hazañas, Lucía Golpe González lo involucrase en una nueva aventura, puesto que tras 20 años de investigación, esta gallega ha descubierto que por parte materna desciende del mismísimo Cid Campeador, personaje que más «ilusión» le ha proporcionado. Una residencia familiar en la provincia de A Coruña, por la que han pasado «diez generaciones» de la familia, ha sido la causante del suceso en el que esta mujer descubre que un total de 33 generaciones son las que la separan del Cid. Aunque la partida de nacimiento de su abuelo marcara el punto de partida, era tan sólo el comienzo, ya que posteriormente «fue un no parar». Recorrió todo tipo de archivos en busca de cualquier documento que le permitiese tirar del hilo y desarrollar su propia historia, en la que el Marqués de la Ensenada supuso para ella una gran fuente en la que poder indagar. Investigar en Cuba

El camino no fue fácil, pero para la gallega rendirse nunca fue una opción, por lo que decidió viajar hasta Cuba, tierra en la que se había estancado durante su investigación. Una vez cruzado el charco, descubrió un impreso en el que figuraba la información de un pleito del padre de su tatarabuela Eloísa, lo que para Golpe supuso un nuevo impulso para su aventura en la que también pudo averiguar que desciende de los primeros pobladores de La Habana, suceso que ocurrió en el siglo XV. A partir de ahí, «el camino fue relativamente fácil» debido a que prácticamente toda la información está documentada por el gran trabajo de muchos historiadores.

Su andadura no sólo le ha proporcionado cientos de nombres, sino también otros bienes como maravedíes de todas las épocas, algunas de ellas entre los huecos de las piedras que conforman la casa familiar. Aunque la han criticado por su hazaña, la investigadora por afición, reconoce que esto para ella es un hobby, por lo que no busca ningún tipo de reconocimiento o mención especial, puesto que «antes eran cuatro gatos por lo que todos descendemos de los mismos», aunque para ella «es un tema de satisfacción personal» puesto que ha logrado identificar aproximadamente a 2.000 antepasados.

Con un tamaño de 30 metros cuadrados, la química de formación tuvo que descartar en su momento la posibilidad de obtener una prueba física de ese árbol genealógico que le ha costado 20 años de su vida, por lo que su ordenador es a día de hoy, el único soporte que contiene todas las pruebas.

Asimismo, mantiene la esperanza de compartir esta afición con su hijo de siete años debido a que «le gusta saber de donde viene». Aunque a Golpe le encantaría que siguieran con su historia, reconoce que la descendencia por la parte paterna de su primogénito es otra opción, ya que sabe de primera mano que «los comienzos son muy divertidos».

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