Decisiones acertadas
LA INDUSTRIA ha sostenido la economía burgalesa durante décadas, proporcionando empleo y generando riqueza y amortiguando el efecto de las sucesivas crisis; y, sin embargo, esa base ya no es suficiente. La industria cambia por efecto de la digitalización y la competencia es global. En este escenario, Burgos está avanzando demasiado despacio. y el ejemplo más evidente es el del Parque Tecnológico. Han pasado cerca de veinte años desde que se planteó como una infraestrucutra esencial para diversificar y modernizar el tejido productivo local y sigue sin estar operativo, aunque por lo menos ya está en obras. No se trata de una infraestructura más, ni de un proyecto simbólico. Por el contrario, será un vector de transformación para la economía de la ciudad, cuya promoción industrial adolece históricamente de falta de impulso político. El tiempo perdido se empieza a notar. La potente industria de Burgos está muy concentrada en grandes empresas y sectores de tecnología media y la presencia de compañías de alta intensidad tecnológica es testimonial, además de que la mayoría de las empresas carecen de un departamento propio de I+D o dependen de decisiones que se toman fuera . El Parque Tecnológico debería estar funcionando ya. No como una suma de naves industriales, sino como un espacio donde se conecten la universidad, las pymes, los centros de investigación y las grandes empresas. Cada vez que cruzando por la A-4 a la altura de Jaén paso junto a Geolit, que es un espacio de innovación y desarrollo empresarial de cooperación público privada en el que cabría fijarse para aprender de casos de éxito, entiendo la necesidad absoluta de que Burgos cuente con un centro tecnológico que genere transferencia de conocimiento, que atraiga proyectos vinculados a las nuevas tecnologías y que impulse servicios de valor añadido. Pero lo más importante pasa por definir con precisión cuál será su papel y si no se le dota de contenido y de utilidad para el ecosistema productivo, será otra oportunidad desperdiciada.
Burgos, ha sido reconocida como Ciudad de la Ciencia y la Innovación, pero debe empezar a creérselo y, desde el conjunto de las administraciones, es básico decidir qué sectores se quieren impulsar, qué servicios se van a ofrecer, qué tipo de empresas se van a buscar y, sobre todo, hay que hacerlo ya. Cada año que pasa sin Parque Tecnológico es un año que se pierde para captar talento, para diversificar la economía, para conectar la industria con la innovación. No se puede seguir aplazando esta decisión. Burgos tiene mucho que ganar si acierta con este proyecto. Pero también mucho que perder si las decisiones correctas se retrasan y si las entidades, públicas y privadas, no se alinean para aprovechar esta oportunidad. Es preciso, además, arremangarse las camisas y trabajar y para eso hay que dejar colgadas en la puerta las respectivas chaquetas de partido o de la entidad que sea. La única prenda de uniforme en este proyecto es la del burgalesismo.