PROVINCIA
La floración de los cerezos de Caderechas, en la intimidad
Es el momento más importante y bello del valle, al que el coronavirus este año dejará sin los miles de visitantes que cada primavera se acercan a verlo
La floración de los cerezos en el burebano Valle de Caderechas es una de las citas más bellas que la primavera ofrece en la provincia burgalesa. Hecho que hace también de ella una de las más multitudinarias al ser miles de visitantes los que escogen este rincón como destino para disfrutar de un día de campo. De ahí que el inicio de la primavera e incluso los días vacacionales de Semana Santa -según las fechas en las que esta se celebre-, sean desde hace años consideradas como de ‘temporada alta’ por las localidades del valle burebano, ante la intensa actividad en establecimientos de hostelería y restauración que el numeroso público genera.Sin embargo este año, las medidas de confinamiento obligatorias marcadas por el Gobierno Central con el fin de evitar el contagio del coronavirus, motivarán que la cita seguramente se celebre casi en la intimidad, al ser los fruticultores que durante el resto del año se ocupan del cuidado de los cerezos, los pocos testigos de la misma. Y es que aunque la restricción de salir está ahora marcada hasta el día 11 de abril, «nos tememos que pueda ampliarse ese plazo, coincidiendo entonces con el periodo durante el cual creemos que tendrá lugar la floración, ya que la naturaleza no se paraliza por el coronavirus, como sí ha hecho la vida de muchas personas». Quien así habla es Juan José Gandía, presidente de la Asociación de Productores de la Marca de Garantía Cereza y Manzana del Valle de Caderechas, quien estos días trabaja a pie de campo para tenerlo todo listo, al ser dentro de varias semanas cuando creen que podría comenzar la floración de los cientos de cerezos que pueblan el valle, y que en verano darán lugar a miles de kilos de hasta 15 variedades diferentes de cereza. Pero mientras se muestra pesimista ante la posibilidad de que el valle pueda recibir las multitudinarias visitas que actualmente recibe para ver los cerezos en flor. Comenta también que otra de la consecuencias directas de la irrupción del coronavirus en la vida de todo el país ha sido la suspensión de los talleres que, desde hace varios años, realizan con colegios de la provincia. «Una propuesta que les gusta mucho a los estudiantes pues les explicamos cosas sobre los frutales que ellos pueden ver luego en el campo», remarca el productor, siendo miles de alumnos de diferente edad los que han participado ya en esta iniciativa. Y mientras cauto, Gandía no se atreve a dar cifras sobre la futura cosecha, «al quedar por delante el mes de mayo en el que suelen producirse heladas puntuales muy perjudiciales para los frutales, al hallarse en pleno proceso de desarrollo y que tiran al traste en un momento el trabajo de muchos meses, por lo cual mejor esperar vigilantes porque el clima es algo que no podemos controlar», reconoce.