El Correo de Burgos

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La conjura de los lunes

Cinco pintores, dos fotógrafos y cinco escritores homenajean a los fallecidos Bernardo Cuesta Beltrán y Jorge Villalmanzo en ‘Diversum’, un proyecto que engloba una exposición en el CAB y un libro de artista

Alonso Camarero, Arahuetes, Esquivias, Asís G. Ayerbe, María José Castaño, Tony Santos, Gerardo Ibáñez y ‘Sacris’, de i. a d., en una de las salas.-Santi Otero

Alonso Camarero, Arahuetes, Esquivias, Asís G. Ayerbe, María José Castaño, Tony Santos, Gerardo Ibáñez y ‘Sacris’, de i. a d., en una de las salas.-Santi Otero

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A.S.R.
Burgos

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En los garabatos pictóricos de Gerardo Ibáñez y en los figurines de Cristino; en los paisajes ensoñadores de María José Castaño y en la atropellada caligrafía de José Gutiérrez Román; en los trazos colegiales de Óscar Esquivias y en las mágicas fotos de Asís G. Ayerbe; en los luminosos brochazos de Ignacio del Río y en la escritura creativa de Eliseo González; en la cotidiana realidad recogida por Sacris y en la barroca letra de Tony Santos; en la tranquila pincelada de Fernando Arahuetes y en la tinta mayúscula de Alonso Camarero... La mirada vivaracha y un punto melancólica de Bernardo Cuesta Beltrán y la pizpireta e infantil de Jorge Villalmanzo se asoman a todas y cada una de las obras que componen Diversum, el proyecto con el que sus amigos se han conjurado para celebrar que los dos poetas fallecidos en los primeros meses de 2012 siguen muy presentes en sus vidas, a pesar de que ya no pueden chocar las copas con ellos los lunes durante aquellas interminables tertulias en torno a un vino, pero sí continúan haciéndolo alentando su creación como dan fe las paredes del Centro de Arte Caja de Burgos (CAB) hasta el 24 de mayo.

Los cinco pintores y dos fotógrafos han alumbrado 52 obras cada uno, que se suman a las mismas serigrafías numeradas y firmadas que los escritores han realizado de sus textos. Una de cada configurará un libro de artista. Los primeros los recibieron ayer Teresa, la madre de Jorge, y Cruz, la mujer de Bernardo, durante la inauguración.

«Su muerte dejó un hueco enorme en nuestras vidas, pero yo siento que ambos poetas siguen vivos. Su amistad fue muy importante mientras ellos estuvieron con nosotros, pero después no han dejado de estar presentes en nuestro recuerdo, nuestras conversaciones y el impulso para hacer cosas», resume el escritor Óscar Esquivias en representación de los doce artistas al tiempo que dirige su mirada a las 624 obras que avivan este recuerdo.

Pero la presencia de Bernardo y Jorge no se limita a actuar como pepitos grillos a la sombra ni como agitadores culturales desde la distancia, sino que han querido aportar su granito de arena en forma de poema inédito y manuscrito. ¿Se iban a perder ellos esta fiesta?

Como los chopos en la primavera, / tenéis nuevo verdor en las pupilas, / nuevos brazos en busca de futuro, / nuevo aliento para la fatiga, / nuevos amaneceres / en la tarde del hombre que declina... Dice Cuesta Beltrán en esta poesía en la que se adivinan «sus versos larguísimos, que se desbrozan con una naturalidad y espontaneidad maravillosas», en palabras de Esquivias.

Está lloviendo y no sé / si es prosa o poesía, / si es un cuadro / de Turner o de Juan Gris... parece contestarle Jorge Villalmanzo en estos versos que se asomaron entre las páginas de uno de los libros de su biblioteca, quizás de César Vallejo, uno de sus poetas favoritos y al que evoca al final de la estrofa.

El autor de Inquietud en el paraíso, en sus funciones de portavoz, también se refirió al título de esta propuesta que valora la capacidad de los dos agitadores homenajeados «de unir a personas de muy diversa condición, estética y generación».

«Esta exposición refleja el espíritu generoso que tuvieron y ese elogio de la diversidad y la diferencia en un mundo como el nuestro, que busca la homogeneidad, el pensamiento único, el desacreditar todo aquello que no comulgue con tus ideas, es un excelente ejemplo», remachó Esquivias, convencido de que esta colección «está llena de belleza, de alegría, de todo lo que les gustaba a Bernardo y a Jorge, de todo lo que, en definitiva, nos enseñaron a amar».

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