COMPROMETIDOS CON LA CULTURA Y LAS TRADICIONES DE BURGOS
Recordando la trashumancia
La asociación ‘El Salterio’ de Tolbaños de Arriba, orgullosa de su pasado ganadero, revive anualmente el viaje de los pastores
Pocas cosas forman parte de la identidad castellana como la trashumancia, esa migración de personas y sobre todo de ovejas que todos los años recorrían media península en busca de pastos más verdes y clima más suave. La mejora de los transportes por tren y carretera han hecho obsoleta esta antigua tradición, pero en Tolbaños de Arriba no se olvidan de ella. «Es un homenaje a un oficio que ya está olvidado por muchos», comenta el presidente de la asociación El Salterio, Raúl de la Hoya.La actividad más llamativa de las muchas que organiza este colectivo es la de la trashumancia que se celebra todos los años a finales de septiembre, principios de octubre. Durante todo un día se rememoran todas las tradiciones que se realizaban cuando los pastores andaban a Extremadura. «Empezamos a las 10 con un desayuno a base de migas y torreznos en elque participa todo el pueblo y los visitantes», añade de la Hoya. A continuación el mayoral de los pastores da las instrucciones e incluso, si alguien quiere entrar en el papel, la asociación tiene ropa de pastor para ‘vestir a las visitas’. Tras el desayuno se recogen las ovejas en el monte «y se pasa por la ermita del Salterio donde se canta ‘la salve’». Cuando los pastores llegan al pueblo con el ganado, todo está listo para darles la bienvenida, talleres de cardado, hilado y tejido ilustran los viejos oficios relacionados con la lana. «El alcalde da la guía a los pastores, que es una especie de salvoconducto que les permitirá viajar libremente hasta Extremadura».Acompañados hasta la salida del pueblo, se hace una parada en los chozos, que son las tradicionales estructuras dónde se protegían los pastores. «Se hace una sopa y una fritel pastoril y se canta la canción de ‘Ya se van los pastores’», añade de la Hoya. La asociación viajaba a Madrid para celebrar anualmente la trashumancia. «Pero de repente, nos han dejado de llamar».La asociación nació de la necesidad de atraer a gente al pueblo y de daruna vida cultural y social a los vecinos que viven en la zona todo el año. «Todos los meses tenemos por lo menos una actividad».Las iniciativas que se hacen en Tolbaños de Arriba son como las que hacen en otros muchos pueblos pero tienen un atractivo añadido gracias a ese interés que tienen los socios en dar a conocer las viejas tradiciones. «En febrero celebramos San Blas con la bendición de los corderos», explica de la Hoya. También hacen la pingada en mayo, la hoguera de San Juan, participan muy activamente en el Demandafolk y tienen unos carnavales muy originales. «Hay tres personajes carnavalescos en el pueblo, la vaca Romera, el torero y Perico Pajas, que es una especie de espantapájaros que juega a asustar a los más pequeños», explica de la Hoya. Figuras que se remontan a tiempos inmemoriales en la cultura y las tradiciones de Tolbaños de Arriba y que siguen presentes en las celebraciones de hoy en día. «Yo los conozco de toda la vida», puntualiza de la Hoya.La asociación se financia con una cuota por parte de los 140 socios que es de 10 euros anuales y con la participación económica del Ayuntamiento en los gastos de las actividades. «Tenemos un acuerdo, no nos pagan por organizar los eventos, pero la Junta vecinal corre con los gastos», añade de la Hoya.Durante todo el año este colectivo organiza otras actividades entre las que se incluyen charlas y coloquios, talleres e incluso un curso de inglés para niños en verano.El futuro les preocupa, su deseo es mantener y mejorar las actividades que ahora realizan y conseguir atraer a más gente a participar de las fiestas. «Me gustaría que vinieran más personas a vivir al pueblo, pero siempre es bueno que vengan a visitarnos», concluye de la Hoya.