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Dos horas condensadas en menos de dos minutos. Decenas de personas caminan por las aceras y multitud de vehículos circulan por uno de los cruces más transitados de Burgos capital: la confluencia entre las avenidas Reyes Católicos y Cantabria. El confinamiento obligatorio nos obliga a recluirnos en nuestro hogar, pero las calles de Burgos distan mucho de estar desiertas.

Debería, pero Burgos no se detiene

Dos horas condensadas en menos de dos minutos. Decenas de personas caminan por las aceras y multitud de vehículos circulan por uno de los cruces más transitados de Burgos capital: la confluencia entre las avenidas Reyes Católicos y Cantabria. El confinamiento obligatorio nos obliga a recluirnos en nuestro hogar, pero las calles de Burgos distan mucho de estar desiertas.

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