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SOLIDARIDAD

«Los rusos y los ucranianos no queremos guerra porque nos empobrece a todos»

Residentes en Burgos de ambos países colaboran en la recogida de productos básicos impulsada por Oksana Belbas desde la parroquia de Fuentecillas / Los envíos, ya en marcha, se dirigen a la ciudad de Ivano-Frankivsk 

La comunidad ucraniana de Burgos se ha volcado para secundar el proyecto impulsado por Oksana Belbas. SANTI OTERO

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Burgos

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La paz no entiende de fronteras. No existen bandos cuando el sufrimiento se palpa aunque sea desde la distancia. Para ejemplo, el de la comunidad ucraniana de Burgos y sus vecinos rusos, también residentes en la ciudad, que no han dudado en sumarse al proyecto solidario impulsado por Oksana Belbas la semana pasada tras la manifestación contra la ofensiva de Vladimir Putin.

«Los rusos y los ucranianos no queremos guerra porque nos empobrece a todos», asegura Belbas, sobrepasada, tras comprobar que su llamamiento ha calado hondo en la sociedad burgalesa. En apenas tres días, la iniciativa ha receptado una cantidad ingente de sábanas, ropa de abrigo, toda clase de prendas, medicinas y alimentos. Natural de Ucrania y afincada en la ciudad desde hace casi una década, recibió de inmediato el apoyo de todos sus compatriotas.

Los 89 ucranianos censados en Burgos participan activamente en la recepción de productos básicos que se está llevando a cabo en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, en el barrio de Fuentecillas. Se van turnando cada tarde, de 17 a 20 horas de lunes a viernes y los sábados por la mañana, para organizar y empaquetar el material donado y gestionar los envíos.

Según detalla Belbas, el martes se fletó un autobús cargado «hasta arriba» con dirección a la ciudad de Ivano-Frankivsk. Lo primordial, apunta, es «controlar muy bien los envíos para que lleguen a su destino».

Recogida de productos básicos para Ucrania en la parroquia de Fuentecillas. SANTI OTERO

Con tantas donaciones en tan poco tiempo, resulta imprescindible amortizar cada viaje al máximo. No queda otra que ingeniárselas, jugar al tetris, para aprovechar los espacios. Es por ello que los voluntarios se afanan en «rellenar los huecos entre cajas con sábanas y mantas». Lo que sea con tal de ayudar a la población civil que está sufriendo los estragos de la guerra.

Sin tiempo que perder, la comunidad ucraniana seguirá enviando autobuses hasta que finalice la contienda. El primero iba «lleno no, lo siguiente». Y todo parece indicar que la petición ha obtenido un amplio respaldo de la población independientemente de su origen.

Ayer mismo, un empresario textil se mostró dispuesto a donar «15 palés de calcetines y bufandas».

En este sentido, Belbas agradece la implicación, desde el primer momento, de ciudadanos búlgaros, georgianos o rumanos que sienten el conflicto como propio.  También, cómo no, se deshacen en elogios hacia el párroco de Fuentecillas, Rafael Pérez, porque no se lo pensó dos veces a la hora de ceder los salones de la iglesia para almacenar los productos recepcionados. De buenas a primeras, le dejó una copia de las llaves «sin ninguna duda».

Si ya de por sí se muestra sorprendida por la acogida del proyecto, más lo está aún por la llamada que ayer mismo recibió de un empresario textil dispuesto a donar «15 palés de calcetines y bufandas». Obviamente, gestionar un cargamento de tal magnitud no será tarea sencilla, pero Belbas y el resto de sus compañeros tienen contactos para sortear los posibles obstáculos que puedan encontrar por el camino.

Ella, por ejemplo, mantiene comunicación con el hijo de una amiga afincada en Málaga que trabaja como voluntario en Polonia, concretamente en la zona fronteriza con Ucrania.

A Belbas le encantaría anunciar que ya no hace falta enviar ayuda porque la paz se ha impuesto, aunque no parece demasiado esperanzada.

El mayor deseo de esta auxiliar de Enfermería, ucraniana de nacimiento y burgalesa de adopción, es que esta «masacre» termine «lo antes posible». Le encantaría anunciar que ya no hace falta enviar ayuda porque la paz se ha impuesto, aunque no parece demasiado esperanzada a corto plazo.

Sea como fuere, deja claro que tanto ella como el resto de sus compañeros seguirán trabajando desde la parroquia «mientras haya necesidad».

Respecto a la situación que atraviesa su país, Belbas carga duramente contra Putin, a quien califica como «el último dictador de Europa». En su opinión, está «totalmente loco» y su única intención es «conquistar Ucrania porque a su pueblo ya lo tiene conquistado».

Así las cosas, insiste en que «tiene que irse» cuanto antes. No en vano, lo ve complicado porque muchos rusos sostienen que «Putin es Dios»

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