Mario Alonso Puig: «La pseudociencia es leer dos libros de ciencia y montar una película»

Su mensaje se nutre de certezas, de ensayo y error tras una larga carrera como cirujano especializado en Psicología Positiva por la Universidad de Harvard. No vende fórmulas mágicas contra la desesperanza y tampoco llena su discurso con frases 'cuquis' de autosuperación al más puro estilo Mr. Wonderful. Sin embargo, el doctor Mario Alonso Puig tiene claro que «la ilusión que podamos tener, el compromiso de sacar las cosas adelante, tiene un impacto en el mundo exterior».Consciente de que «separar lo mental de lo físico es un error», inclusive en casos de enfermedad terminal donde el optimismo puede resultar clave en procesos de recuperación, Alonso Puig extrapola sus investigaciones al ámbito laboral. Por eso, la Fundación Caja Rural de Burgos y Cajaviva han querido contar con él a la hora de retomar su Mesa de Actualidad Empresarial, con 200 directivos y responsables de compañías burgalesas reunidos en el Hotel NH Collection. Antes de abordar su conferencia, centrada en La ilusión como motor de la transformación, el doctor hacía suyo el «yo soy yo y mis circunstancias» de José Ortega y Gasset para remarcar que sin esta consideración filosófica cualquiera estaría «totalmente desapegado de la realidad» y asumiendo un «papel de víctima». A lo largo de su dilatada trayectoria profesional, Alonso Puig ha comprobado que «la mentalidad de una persona tiene un impacto sorprendente, asombroso, no solo en cómo opera su cerebro (...), sino que además su influencia es tan marcada que puede alterar lo que a esa persona le suceda». Ya lo atestiguaron previamente científicos de la talla de Albert Einstein cuando «claramente vieron que lo interior, de alguna manera, se conecta con lo exterior». El tiempo acabó dando la razón a quienes desafiaron el «paradigma tradicional» que separaba cuerpo y mente y este experto en liderazgo aplica las enseñanzas de sus maestros al ámbito empresarial. Partiendo de situaciones de crisis como la actual, aboga por enfocarse «en lo que se puede hacer» desde el «pensamiento positivo» y «buscar la oportunidad en medio de la dificultad». Obviamente, nadie puede asegurar el éxito porque los factores externos ahí están, pero no le cabe duda de que hay «muchísimas opciones de salir adelante». En clave médica, Alonso Puig se sustenta en la Psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI), que «muestra claramente cómo los pensamientos, a través del sistema nervioso y del sistema endocrino, son capaces de afectar al sistema de defensa del cuerpo». Partiendo de esta premisa, «un enfermo que caiga en la desesperanza, por sorprendente que parezca, empieza a liberar una serie de hormonas que dificultan la lucha del organismo». Tampoco pasa por alto el doctor las circunstancias externas que el individuo no puede controlar. En los hospitales, por ejemplo, destaca la «importancia del cuidado». Y en las aulas, cuando los alumnos están atascados en una materia determinada, a veces basta con cambiar de profesor para que «se sientan más cómodos y más seguros». Sea como fuere, existen una serie de herramientas que estima imprescindibles para que los cambios, desde dentro hacia fuera, resulten operativos. En primera lugar, «aprender a focalizar la mente» procurando un «entrenamiento en la atención» que, a la larga, «mejora la toma de decisiones». De igual manera, le parece indispensable «gestionar las emociones» e impulsar la «colaboración», que implica «respeto a formas de pensar diferentes», «capacidad de escucha» y «compasión» a la hora de «dejar pasar ciertas cosas». Ahora bien, ¿qué papel juegan los falsos gurús que ofrecen panaceas anímicas por un 'módico' precio? Nos referimos a los clásicos 'vendehumos' que tejen entramados pseudocientíficos para revestir sus mensajes con aparente rigurosidad. «Me sorprende cómo es posible que descubrimientos que se han hecho en laboratorios y en universidades de prestigio mundial (...) no sean más conocidos por el público en general», esgrime Alonso Puig a sabiendas de que lo ideal sería «llevar a un público más amplio un descubrimiento que puede ser revolucionario» eliminado la «complejidad que tiene el mundo académico». Nada que ver con «leer dos libros de ciencia y montar una película donde uno saca una teoría que se acaba de inventar. Eso es la pseudociencia». Sobre los libros de autoayuda, que también abundan en los tiempos que corren, sostiene que en realidad son «ensayos». Con mayor o menor atino, «en ese saco cabe todo». En cualquier caso, no se les escapa el hecho de que el marketing cumple su labor y que cualquier texto que «no aporta nada» puede triunfar con un «título sugerente».