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SEMANA SANTA

«Compromiso social» y reflexión desde el Círculo Católico

El Rosario Penitencial Obrero honra a los trabajadores que dan la cara por sus compañeros

El Rosario Penitencial Obrero en la calle Concepción. SANTI OTERO

Burgos

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La lluvia del año pasado no hizo acto de presencia y la ruta se desarrolló según lo previsto. El Rosario Penitencial Obrero, siempre al amparo de quienes sufren, salía de nuevo desde el Círculo Católico de Obreros ante decenas de personas que aguardaban expectantes y en silencio la salida de Jesucristo atado a la columna. El sol caía y los miembros del Círculo Musical Burgos imprimían con sus tambores la solemnidad que merece esta tradicional y humilde procesión.

«Pensemos cómo asumimos nuestra misión en la familia. en el matrimonio, en el trabajo, en la sociedad, en la Iglesia», animaba el consiliario del Círculo Católico, Andrés Picón, durante el Primer Misterio. «¿Nos asustamos y huimos? ¿Nos escapamos de nuestra destino?», preguntaría a continuación dejando claro que el Rosario Penitencial hace gala de un compromiso innato no solo con los más desfavorecidos o quienes se arrepienten de sus pecados, sino también con uno mismo a través de la fe.

Por todo ello, aludiendo también al carácter sindical de los obreros católicos, Picón centró su breve homilía recién arrancada la procesión en la necesidad de que «no huyamos de nuestros compromisos, de nuestras obligaciones personales y sociales».

La comitiva avanzaba con paso firme pero lento, sin prisa alguna porque lo importante no es llegar pronto sino en paz al final del camino. Aún quedaba un largo trecho, entre la devoción y la empatía cristiana, atravesando el puente Bessón para enfilar por el paseo de la Audiencia hasta el puente de Santa María. Una vez allí, el Rosario Penitencial proseguiría por la plaza Vega y la calle San Cosme para culminar su trayecto en la calle Concepción.

Fiel a su espíritu reivindicativo, el Círculo Católico quiso ensalzar durante el Rosario a «aquellos trabajadores que han pagado las culpas de los demás» o quienes «han sido traicionados por los propios compañeros». También, cómo no, se puso en valor el papel que desempeñan «los que son mal vistos en la empresa por defender los derechos de todos», así cómo «todos los cristianos que viven desde la fe su compromiso social».

Antes de dicha reflexión, el Segundo Misterio invitaría a la introspección con unas palabras que seguramente aún resuenen en la cabeza de muchos de los asistentes: «Pensemos en las veces que hemos hecho el mal para evitar otros daños que nos parecían mayores, en las veces que hemos traicionado a los nuestros por cobardía. en las veces que hemos dejado que abusaran de un inocente».