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>FÚTBOL / Tercera División. Grupo VIII

El Burgos acaba pidiendo la hora

El cuadro blanquinegro fue mejor durante los 35 primeros minutos, luego estuvo a merced de una Arandina que mereció más en El Plantío

Burgos

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BURGOS CF    1

ARANDINA CF    0

Burgos CF: Aurreko, Urbano, Jaime, Colina, Jonathan, Maureta, Lobera (Borja, min. 66), Sergio Torres, Hugo Salamanca, Erik (Pablo Álvarez (min. 58), Rubén Espinosa (Javi Ramos, min. 79).

Arandina CF: Álex, Cristián, David Marcos (Francis, min. 82), Gallego, Carmelo, Ayrton (Lolo, min. 63), De Miguel (Zamora, min. 76), Oskitz, Gabi, Landáburu y Cabezas.

Árbitro: Lavín Pérez (Burgos). Mostró cartulina amarilla a los locales Urbano, Maureta y Sergio Torres, así como a los visitantes Cristian y a José Zapatera (entrenador).

Goles: 1-0, min. 13: Hugo Salamanca.

R. MENA / Burgos

El de ayer era un partido al que ambos contendientes llegaban necesitados de puntos y de sensaciones positivas, aunque era más urgente lo primero. En esta faceta fue el Burgos CF el que se llevó el gato al agua, lo que le mantiene en la lucha por el primer puesto. La Arandina, por su parte, ve como el Villaralbo y la cuarta plaza se alejan. Aunque ayer los de la capital de la Ribera merecieron mejor suerte. Fallaron un penalti, dominaron de cabo a rabo la segunda mitad y volvieron a poner en evidencia las carencias de este Burgos CF.

Los de la capital tuvieron 35 minutos buenos en los que lograron el gol y pudieron haber aumentado su ventaja. A partir de ahí comenzó su decadencia. Se quedaron sin balón y no les quedó otra que dedicarse a defender y a buscar una contra que sentenciara. Sólo la gran actuación de Aurreko, el saber estar de Colina y la falta de pegada de su oponente, permitieron que los puntos se quedaran en casa.

Pasados esos 35 minutos, el Burgos CF cada vez fue menos competitivo, el partido se le comenzó a hacer largo, bajo su rendimiento físico y la Arandina le comenzó a poner contra las cuerdas. Todos los balones divididos eran para los blanquiazules, que jugaban con criterio y manejaban el balón a su antojo. Oskitz se convirtió en una pesadilla y hubo fases del choque en las que los burgalesistas se limitaron a achicar balones de su área.

Incluso los de casa se pudieron quedar con un hombre menos en la jugada del penalti. Urbano derribó a Gabi cuando el blanquiazul sólo le quedaba empujar el balón al fondo de las mallas, aunque Lavín Pérez lo solucionó con una tarjeta amarilla, ya que entendió que el balón había sobrepasado ya al futbolista visitante. Si hubiera sacado la roja nadie se hubiera sorprendido.

Lo peor de todo es que las sensaciones que transmite el equipo de Carlos Tornadijo son negativas. Todos sus rivales le hacen daño y es incapaz de mantener el balón en su poder. No es suficiente con hacer un buen tercio de partido, menos si aspiras a todo. Al equipo le falta intensidad en la presión y de esta forma sus rivales juegan demasiado cómodos. Si además no eres capaz de aprovechar las oportunidades que generas... Tornadijo insistió en la rueda de prensa que lo importante eran los tres puntos, el resultado. Lo de agradar llegará en otra ocasión.

Por su parte, la Arandina acabó el choque con la sensación de que había dejado escapar una gran oportunidad de ganar en el Plantío. Dominó los segundos 45 minutos, aunque se topó con su falta de puntería, con su escasa contundencia en el remate final. Los blanquiazules eran conscientes de que habían merecido más, pero se les quedó cara de circunstancias cuando el colegiado pitó el final del choque. Tienen el cuarto puesto a cuatro puntos y pese a que aún queda mucha tela por cortar, vienen de más a menos, justo lo contrario que el Villaralbo, en estos momentos su rival más directo.

Erik, titular

Carlos Tornadijo sorprendió con la inclusión de Erik en el once inicial. Se quedaban fuera de la lista los ya habituales Jesús Alonso y Álvar Herrero, a los que sorprendentemente se les unía Guille. El técnico quería darle una oportunidad de verdad al joven canterano y lo ubicó en la banda izquierda. Ante la ausencia de Jacobo volvió a apostar por el 4-4-2 y dio entrada en punta a Rubén Espinosa, quien demostró que tiene un sitio en este equipo, aunque no estuviera certero en una clara ocasión de la que dispuso.

Los blanquinegros comenzaron mejor que su oponente y ya en el minuto 7 Hugo Salamanca provocó que Álex tuviera que intervenir con acierto tras un disparo suyo desde fuera del área. El Burgos era mejor y llevaba la manija del encuentro. Así, en el 13 llegó el que a la postre fue el gol que decidió el partido. Jonathan botó una falta desde la derecha y Hugo Salamanca volvió a demostrar su olfato goleador para desviar la trayectoria del esférico y sorprender a Álex.

El duelo provincial tenía un claro color capitalino y es que la Arandina no era capaz de frenar las acometidas de los de casa. Al cuarto de hora Colina tuvo una gran ocasión para abrir brecha, pero su remate de cabeza se fue desviado por muy poco. Los locales hacían mucho daño en la estrategia y al conjunto de Zapatera se le veía incómodo sobre el terreno de juego. Las ocasiones locales seguían llegando y en el 21 Espinosa estuvo a punto de aprovechar un error de los centrales blanquizales, pero su disparo se fue desviado. Los aficionados burgaleses se frotaban las manos y pese a que su equipo estaba perdonando disfrutaban con la superioridad de los suyos.

Cambian las tornas

Pero cumplida la media hora de juego las tornas comenzaron a cambiar y partir del minuto 35 al Burgos CF se le apagó la luz. Oskitz comenzó a aparecer, Landáburu y David Marcos empezaron a tener el balón y la tortilla se dio la vuelta. El primer aviso de los  de la capital de la Ribera llegó en el 40 tras una jugada personal del omnipresente Oskitz, mientras que en el 45 De Miguel, solo ante Aurreko, no supo culminar una gran jugada colectiva arandina.

Llegó el descanso y con él comenzó el desasosiego en las gradas. El final de la primera había sembrado de dudas a la afición. Lo peor de todo es que los temores se confirmaron en la reanudación.

Jonathan avisó en un golpe franco nada más comenzar la segunda mitad, pero  a partir de ahí se vivió un monólogo ribereño. De esta forma en el minuto 54 llegó la jugada que pudo haber cambiado el rumbo del partido.

Otra vez Oskitz se fue por la derecha, dio el pase de la muerte y, cuando Gabi se disponía a empujar el balón al fondo de las mallas, Urbano le derribó. El colegiado pitó penalti, pero sólo sacó amarilla al defensor vasco ante la sorpresa y la indignación del bando arandino. Gallego fue el encargado de lanzar la pena máxima y Aurreko le ganó la partida. Con una gran estirada mandó el balón a saque de esquina.

Aumenta la presión

El Burgos tomaba oxígeno, aunque debía de reaccionar si no quería que el partido se le escapara. Aunque el dominio blanquiazul no hizo sino crecer con el paso de los minutos. Los cambios no dieron frescura a un Burgos CF que se veía superado una y otra vez, que ejercía una presión tan blanda como ineficaz y que no encontraba la fórmula para responder.

Gallego en el 55 volvió a probar fortuna, pero se volvió a encontrara con un gran Aurreko, mientras que otra vez el pichichi arandino fue el protagonista de otra jugada de peligro en el 62. En esta ocasión, el saber estar de Colina y su egoísmo impidieron que la Arandina gozara de una oportunidad clara para lograr el empate.

Que llegara el 1-1 parecía inevitable. No obstante, el conjunto visitante andaba falto de contundencia atacante, de remate y no contaba con un jugador de esas características (precisamente es lo que está buscando en el mercado de invierno).

Los minutos fueron pasando y el dominio continuó en manos de los de Aranda de Duero. El Burgos cada vez defendía más cerca de Aurreko y el balón llegaba con demasiada asiduidad a los dominios del meta vizcaíno. Pero en esta ocasión el cántaro fue una y otra vez a la fuente y acabó entero para desolación de una Arandina que no se podía creer que se volvía de vacío de su visita a El Plantío.

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