Cerrar

Creado:

Actualizado:

UN RAYO, un cortocircuito… causas diversas para un mismo reto: sobrevivir a los estragos del fuego. Una dura prueba que le toca afrontar ahora a Campofrío y a sus más de mil trabajadores. Porque aunque la dirección se ha comprometido a impulsar una nueva construcción en el plazo de dos años, el desasosiego entre la plantilla es lógico y palpable.

Dicho esto, hay que ser positivo, porque la experiencia nos ha demostrado que de lo malo puede salir algo bueno. En La Ribera tenemos varios ejemplos; la familia bodeguera Martín Berdugo, vivió un antes y un después, el 5 de septiembre de 2013, cuando un rayo calcinó una de sus naves. Lejos de amedrentarse, la familia se mantuvo unida, trabajando codo con codo, con un objetivo: salir adelante. Para ello, pusieron toda la carne en el asador, horas de intenso trabajo y una inversión de 2 millones de euros que sirvió para reconstruir la instalación y para modernizar el enfoque de una bodega que a partir de entonces funciona por gravedad gracias a un sistema de ‘Ovis’ y puentes grúas, que protege más la uva posibilitando vinos más armónicos.

La vecina Páramo de Guzmán, perdió en abril de 2014 uno de sus principales estandartes: la quesería. En ese caso, una chispa de una radial obligó a reescribir su historia. Y en ello están, con ilusión, con entusiasmo y decididos a apostar por un tierra que nunca les ha fallado. Porque si en algo coinciden los responsables de ambas empresas es en agradecer el calor y la solidaridad que en estos duros meses han sentido en la comarca.

El grupo mantiene además intacto su proyecto de extender el túnel que se ubica en el subsuelo del restaurante hasta la rotonda que da acceso a Roa. En total, 500 metros que darán cobijo a la producción y que servirán además de importante recurso turístico.

Hoy, toca estar con los trabajadores y afectados por el incendio de Campofrío. Mucho ánimo.

Cargando contenidos...