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CORRÍA julio de 2016 cuando se aprobó un Acta de Sesión Ordinaria del Excmo. Ayuntamiento de Burgos. Las palabras se las lleva el viento, pero lo que se escribe se lee. A propuesta de Socialistas que no gobernaban por entonces, salió adelante un acuerdo marco esencial para nuestra ciudad. El magnífico parque de “El Parral” entraba en periodo de reflexión en cuanto a los usos con un nuevo ingrediente, audaz y contemporáneo. Se constituyó la comisión mixta que nunca ha funcionado, que yo sepa. La sana intención consistió en echar una mano a nuestra Universidad para que utilizase ese magnífico pulmón verde mágicamente situado.  Que la Universidad gestionase los usos sin privar a Burgaleses del día D donde morros, caretas, picadillo y vino peleón juegan con las pelusas y la más de las veces, lluvia y lluvia. El día del Parral es y será por los años venideros una constante en Burgos. Este jardín gigante por desgracia, no es de la ciudadanía, lo es de Patrimonio Nacional por esas vicisitudes históricas que guardan tantos secretos. Entramos de prestado y no parece que a los sesudos responsables de este Ente Público le guste que los burgaleses disfrutemos de sus magníficos árboles. Por supuesto que está infrautilizado por culpa de los muros de piedra que tanto asustan cuando los atraviesas. Cualquiera cosa que te suceda dentro, de día o de noche, se parecerá a una historia negra del perro de Baskerville. En las sucesivas renovaciones del convenio firmado entre Patrimonio y Ayuntamiento, se habla de arreglar muros, cerrar con puertas y escurrir el bulto a ver quien lo paga. La mediocridad hecha letra prohíbe soñar con un campus a la americana, abierto a la mirada y sin muros que lo encierren y axfisian. La joven universidad de Burgos se merece un campus y ayuda financiera para acometer poco a poco una estrategia para estudiantes y el mundo que gira entorno a la docencia, investigación y buen rollo. Recientemente ha trascendido que el Alcalde Daniel de la Rosa intenta no poner puertas al Parral. No quiere poner puertas al campo, y eso le honra. Algo es algo aunque no leo titulares de coordinación entre Ayuntamiento, Patrimonio y Universidad que apunten al objetivo. O lo tienen muy en secreto, quién sabe. Mi enhorabuena al Alcalde Socialista que al menos intenta dar un primer paso evitando que el Parral se convierta en una huerta gigante de pueblo, de esas que guardan patatas, nabos, lechugas y tomates. Un primer paso que anima a demoler los viejos muros de piedra con el tiempo y bajo un delicado proyecto de integración urbana que sería lo más importante que se haya hecho en los últimos 50 años.

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