El Correo de Burgos

UNIVERSIDAD

Un Grado que vale por dos

El vicerrector de Ordenación Académica y dos alumnas de Grado explican los retos después de finalizar el primer semestre

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Burgos

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N.E. / Burgos

Acaba de comenzar el segundo semestre para los alumnos y profesores que están inmersos en los cuatro Grados adaptados a Bolonia que imparte la Universidad de Burgos. Con la experiencia de haber pasado seis meses cursando una titulación del Espacio Europeo de Educación Superior es el momento de hacer un pequeño balance de estos inicios.

La teoría sobre los grados hablaba de cambios en la metodología docente para lograr una enseñanza más cercana y práctica, común en todos los países de la Unión Europea y también próxima a las demandas del mercado laboral. La práctica de estos seis primeros meses adaptados al EEES trata de acercarse a estos grandes objetivos asignatura a asignatura.

El vicerrector de Ordenación Académica de la UBU, Manuel Pérez Mateos, asegura que la experiencia está resultando satisfactoria en cuanto que se está logrando el reto de que el alumno se convierta en el centro del aprendizaje. Sin embargo, también reconoce que existe cierta sensación de «agobio» por parte de los estudiantes que, además de preparar un examen por cada materia, tienen que hacer trabajos individuales y en grupo, exposiciones en clase, seminarios, prácticas y asistir a tutorías, entre otras modalidades de aprendizaje.

Dos alumnas de segundo del Grado en Químicas corroboran la impresión del vicerrector, que también es profesor en esta titulación. Laura Huerta y Sandra Estébanez, delegada y subdelegada de su clase, respectivamente, conocen bien las diferencias entre el Grado y la Licenciatura ya que el pasado año cursaron primero de la Licenciatura y este año decidieron pasarse al Grado. Aseguran que el principal cambio con respecto al pasado curso es que se ha multiplicado el trabajo que los estudiantes tienen que hacer en casa o en la biblioteca.

Trabajo en clase y en casa

Las estudiantes explican que el Plan Bolonia está pensado para que por cada hora de clase el alumno tenga que trabajar una hora y media en casa. El total cada día sería de una jornada de ocho horas, igual que en casi todos los trabajos, sin embargo señalan que es difícil calcular el tiempo medio que a un alumno le puede llevar hacer determinado trabajo o estudiar lo visto en clase. «Esta bien pensado, pero todavía falta organización para dar con la medida justa de trabajo en casa», afirma la delegada.

Estas dos alumnas de Químicas decidieron dar el salto al grado porque les atrajo la presentación y la posibilidad de reducir en un año los estudios ya que los grados tienen cuatro años, frente a los cinco de la Licenciatura.

En cuanto a los cambios en la metodología docente, reconocen que existen importantes diferencias con respecto al curso anterior. A través de la Plataforma Docente UBUvirtual, los alumnos tienen el contenido de lo que se trata en clase con antelación, de tal manera que no necesitan estar pendientes de tomar apuntes, como ocurría tradicionalmente.

Pérez Mateos destaca el buen funcionamiento de esta herramienta informática que permite mayor interacción entre profesores y alumnos.

La forma de evaluación es otro de los cambios fundamentales en los grados. El vicerrector señala que cada asignatura cuenta con una guía docente en la que se explican cuáles son las competencias que los alumnos tienen que superar. Ninguna de las pruebas que se planteen por sí mismas puede valer más de un 40% de la nota, aún así los profesores exigen sacar un cinco en el examen. Pérez Mateos recomienda a los alumnos que se lean estas guías porque en ellas van a encontrar cuáles son las competencias a superar. «Es una especie de contrato con el alumno, cuando antes se improvisaba más a lo largo del curso», indica.

La evaluación

Con los distintos trabajos y ejercicios puntuados, los alumnos tienen que enfrentarse al examen. La principal diferencia con respecto a la licenciatura es que al acabar el primer semestre se ha realizado ya el examen y la recuperación. Las dos convocatorias tradicionales que se hacían una al finalizar el primer cuatrimestre y la otra en septiembre se hacen ahora en el plazo de tres semanas con sus ventajas e inconvenientes. Laura y Sandra afirman que han sido tres semanas intensas porque han tenido dos exámenes cada tres días. Sus resultados han sido positivos, han aprobado todas las asignaturas, pero esperan que en el segundo semestre la intensidad de trabajo sea menor. 

El vicerrector afirma que están muy pendientes de esa carga de trabajo y señala que la planificación se podrá modificar ya que reconoce que es complicado valorar el tiempo que le puede costar un alumno hacer un trabajo en  casa.

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