El Correo de Burgos

Mordiscos solidarios por el pueblo haitiano

La Operación Bocata superaba los 6.000 participantes y sumará otros 1.300 el próximo viernes, un récord

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Burgos

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L. B. / Burgos

Hasta el cielo se implicó y ofreció una tregua, la suficiente para que la Operación Bocata se desarrollara con normalidad. Superaba incluso las expectativas de la organización al alcanzar los 6.200 participantes en los 47 centros educativos involucrados. A estos se sumarán los cerca de 1.300 que han pospuesto este gesto solidario al próximo viernes. El resultado supone un récord en los once años de historia de esta actividad.

«Hemos percibido un aumento progresivo de la sensibilidad de toda la población hacia temas solidarios», comentaba uno de los organizadores, Marcelo Gómez, minutos antes de la inauguración oficial de la cita, que tuvo como escenario el patio del colegio público Antonio Machado.

El destino del dinero recaudado en esta edición -a golpe de cuatro euros por bocadillo y bebida- era casi obligado, Haití. Como es tradición, Manos Unidas canalizará la aportación y la destinará a proyectos de emergencia en diversas zonas del país caribeño azotado por un terremoto hace poco más de un mes. «Se trata de prestar atención básica, es la prioridad ahora mismo», indicaba la representante de la organización solidaria en Burgos, Ana Lopidana. Y, claro, con Haití en el recuerdo arrancaba la Operación Bocata. Carteles, mapas y deseos en voz alta jalonaban el acto de apertura al que no faltaron las autoridades locales, 'civiles' y religiosas.

El director del centro, José María Izquierdo hacía las presentaciones. Tras el alcalde de la ciudad, Juan Carlos Aparicio, y el arzobispo, Francisco Gil Hellín, que coincidieron en agradecer a los presentes su sacrificio y voluntariedad, tomaron la palabra los propios alumnos. Un discurso, en el que valoraban su gesto como una pequeña aportación al trabajo que desde hace 30 años Manos Unidas lleva a cabo en Haití, un poema del literato que da nombre al centro y una canción con los brazos en alto sirvieron de preludio a las carreras por hacerse con el suculento bocadillo de embutido. A mordiscos y con una nostálgica banda sonora -temas en honor a la Abeja Maya, Calimero, el Amigo Félix o Sandokán amenizaron la comida- los escolares ejercitaron la solidaridad. La misma que quedó plasmada en forma de mensajes personales en una gran pancarta -fabricada por ellos mismos- que pintaba Haití de esperanza.

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