El Correo de Burgos

'Un hijo más' busca nuevas familias para acoger a niños rusos en verano

La agrupación local aspira a duplicar las 14 del año pasado . Proceden de la ciudad de Klintsí, afectada por el accidente de Chernóbil

-

-

Burgos

Creado:

Actualizado:

 

L. B. / Burgos

La delegación burgalesa de la asociación 'Un hijo más' aspira a duplicar el número de familias que en la provincia reciben durante el verano a niños rusos desfavorecidos. Esta organización de carácter solidario promueve la acogida de niños y niñas con necesidades por causas económicas o tragedias colectivas de cualquier tipo procedentes de la ciudad de Klintsí -en la Región de Brianks de la Federación Rusa-, ubicada en la zona afectada por radiación a causa del grave accidente que tuvo lugar en 1986 en la central nuclear de Chernóbil.

Actualmente, la delegación local de esta agrupación -fundada en Santander en 1995- suma 14 familias asociadas. «Hemos llegado a 20 pero quizá debido la actual crisis económica, entre otros factores, se ha registrado un descenso en los últimos años», explica Emilio Caballero, coordinador de la iniciativa en la provincia.

'Un hijo más' saltaba de tierras cántabras a las provincias limítrofes hace ocho años. «Ya no podían extenderse más allí. Notaron que habían tocado techo», indica Caballero. Los anuncios en el periódico de los miembros de la asociación de Santander tuvieron respuesta. La capital burgalesa se convertiría desde entonces en nuevo destino estival para los niños de Klintsí. «Y poco a poco fuimos creciendo», afirma el responsable burgalés.

Pero quieren crecer más. Se han propuesto multiplicar por dos la cifra actual. Saben que es un objetivo ambicioso. «Así debe ser», apostilla Caballero.

Este año, a falta de pocas semanas para que culmine el plazo de solicitud, apenas han 'arañado' un par de familias más a las del pasado año. Confían en que alguna más se anime.

No obstante, subrayan que los que duden deben decidirse ya. «Los trámites son largos y deben hacerse con la suficiente antelación para garantizar que todo salga bien».

No hay requisitos especiales para formar parte de esta familia de familias. Tan sólo, «tener voluntad y proporcionar a los niños que llegan un entorno estable, que es lo que les falta en su país pues la mayoría proviene de familias desectructuradas».

Eso y el compromiso lógico de procurar a sus nuevos hijos -aunque sean temporales- todos los cuidados que precisen, tales como una alimentación sana y completa, de la que carecen.

Y es que la acogida tiene como propósito mejorar su salud y recuperar, en lo posible, el equilibrio que no tienen en sus localidades, dada la precariedad de la situación por la que atraviesan.

El primer año es posible solicitar edad -desde 6 años hasta los 18- y sexo del niño.

A partir de la visita inicial cada verano regresará el mismo niño con la misma familia. «Se trata de es crear un vínculo y que tenga continuidad», explica Caballero.

De ida y vuelta

Los afortunados visitantes permanecen dos meses al año con su familia española. Suelen llegar el 20 de junio y regresan a Rusia el 20 de agosto. Durante ese tiempo, la asociación convoca un par de encuentros destinados principalmente a que los 'primerizos' compartan esta experiencia y expongan sus dudas.

Y la vivencia es, además, de ida y vuelta. Una vez al año, normalmente en el mes de febrero, las familias asociadas que lo deseen devuelven la visita a sus niños y recorren su ciudad de origen.

tracking