Conde señala que la cárcel «me ha ayudado mucho a reconocerme»

M.R. / Burgos

«Hay algo que no concuerda. Si soy una persona con una inteligencia privilegiada, ¿por qué estuve tanto tiempo preso?». Con esta reflexión comenzó ayer Mario Conde su participación en la X Jornada de Derecho Penitenciario. Era en parte una respuesta a la introducción biográfica que hicieron sobre el ex banquero y a la vez una pregunta.

Precisamente, por su biografía, Conde abrió ayer esta jornada con una conferencia en la que mezcló su experiencia vital como preso de Alcalá-Meco y su conocimiento profesional como abogado del Estado para hablar del Derecho Penitenciario, «un gran desconocido». Conde quiso aportar una mirada diferente a la de prácticamente todo el público que acudió ayer por la mañana al salón de actos de Cajacírculo. La de un jurista que también ha estado en la cárcel y que tras su segundo ingreso en prisión empieza a estudiar el Derecho Penitenciario.

El ex presidente de Banesto señaló que la cárcel «es un gran desconocido», sobre el que hay «mitos terribles» respecto a los presos o los funcionarios de prisiones sobre «los que hay una imagen no real». Conde aseguró que en la actualidad se han puesto sobre la mesa debates o comentarios en torno a la pena de muerte o la cadena perpetua en los que «no sólo falta el conocimiento» sino que hay «unas cantidades de frivolidad ingentes».

Buena parte de su intervención se centró en cómo «se vive el Derecho» desde el otro lado, cómo se aplicaba cuando estaba en prisión, donde los equipos técnicos y los presos «son personas con ojos». Por ello, recordó a los jueces que cuando deniegan un permiso penitenciario «no sólo hay un auto sino una persona» que vive exclusivamente pendiente de ese permiso. Toda una serie de vivencias personales que aparecen en su libro 'Derecho penitenciario vivido'.

Emulando a filósofos clásicos como Sócrates, Conde llenó de preguntas toda su conferencia. Muchas las respondía, con rotundidad. Como la que planteó sobre si se cumple el principal objetivo del tratamiento penitenciario, de la cárcel. Y respondió que «no se cumple la finalidad de la reinserción social». Conde aseguró que no se cumple porque gran parte de las personas que están en prisión es por tráfico de drogas y «es porque la mayoría los consume». Una situación que calificó como de «hipocresía social», de un elevado cinismo porque «ese señor no aspira a reinsertarse y entrar en la cárcel es parte de los costes de la actividad».

Según Conde, si el sistema penitenciario funcionara bien no habría reincidentes, pero el número es «altísimo», lo que significa que «no se reinserta». A través de las preguntas iba llegando a más conclusiones en su discurso, como la de la estigmatización de los presidiarios. «En circunstancias normales, ¿emplearíamos a alguien procedente de prisión antes que a uno libre?», preguntó.

Tras una reflexión más filosófica y sociológica, el ex banquero realizó un análisis más jurídico sobre la responsabilidad civil en el tratamiento penitenciario, con un repaso histórico de la aprobación de la ley, en el que introdujo parte de su propia experiencia personal.

Entre las preguntas que se plantearon entre el público, al margen de discrepancias de carácter técnico, se le planteó que en qué le había cambiado el tratamiento penitenciario. «Me ha ayudado mucho a reconocerme», fue parte de su respuesta, ya que en una celda «te tienes miedo a ti mismo». Junto al «pelo más blanco y más arrugas», la cárcel «mata». A parte de eso, en su opinión, sólo sirve para «encontrar nuevas relaciones para seguir delinquiendo» o «para verte más a ti mismo». El ex presidente de Banesto terminó su intervención asegurando que la prisión «me ha dado una gigantesca oportunidad de conocerme mejor».