El Correo de Burgos

INDUSTRIA AGROALIMENTARIA

Flor de Burgos apuesta por la innovación para producir 10 toneladas de queso al día

La fábrica ha supuesto una inversión de 10 millones y crea 27 trabajos directos

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Burgos

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R. TRAVESÍ / Burgos

Tradición e innovación. Es la fórmula elegida por Lácteas Flor de Burgos, una empresa creada por la cuarta generación de la familia Angulo, con una larga trayectoria en la fabricación y comercialización de quesos y productos lácteos, y que ahora invierte más de 10 millones de euros en su fábrica del polígono industrial de Villalonquéjar.

Una inversión que se explica por la alta automatización de los procesos de producción, que permite la fabricación del queso sin manipulación humana. Es la clave para que unas instalaciones que ocupan 21.000 metros cuadrados empleen a 27 personas de forma directa y otros quince, indirectamente.

La fábrica, que funciona desde hace más de un año pero que ayer se inauguró de manera oficial con la visita de las autoridades, prevé con el tiempo una capacidad productiva de diez toneladas diarias, hasta alcanzar las 2.500 toneladas al año.

Producción que se repartirá en el tradicional queso fresco de Burgos -en todas sus vertientes: el típico, Villalón y Cincho-, con la utilización de distintas mezclas de leche y así abarcar la mayor demanda posible. Además, la factoría elaborará quesos rallados y picados. También se elaborarán otros productos innovadores como un yogur cremoso, ‘cream cheese’ y lácteos típicos de diferentes países. Todos ellos se comercializarán en toda España bajo la marca Flor de Burgos y Viaqueso, entre otras.

Una de las características de los productos de la nueva empresa es el envasado de queso fresco en pequeños lotes de fabricación, que mejora la trazabilidad y controla el proceso cualitativo. Flor de Burgos apuesta por la tecnología de última generación para sus nuevas instalaciones de la calle Condado de Treviño, 29. Una mejora de la productividad respecto a los métodos manuales, que permite no sólo una reducción de los costes sino también una mayor homogeneidad y unas mejores condiciones higiénico sanitarias. El objetivo es que, gracias a las nuevas tecnologías, minimizar la manipulación y así garantizar la seguridad alimentaria, gracias a un «sistema único en España» con cuatro líneas de envasado.

Internacionalización

La mayor parte de la producción va destinada a grandes centros de distribución en zonas de todo el país, además de hostelería y fabricantes industriales, sin olvidar la internacionalización puesto que el grupo empresarial trabaja en la búsqueda de nuevos mercados en el exterior. La nueva instalación apuesta por el respeto al medio ambiente con una producción ecológica y sostenible, por el aprovechamiento térmico para ahorrar energía eléctrica y por el empleo de energía fotovoltaica.

Flor de Burgos trabaja con Centros de Investigación y Desarrollo para la innovación en nuevos productos y ya cuentan con una línea del Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial, dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

La empresa está adherida a la Asociación de Fabricantes de Queso de Burgos (Afaquebur), que tiene entre sus objetivos la obtención de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de este producto. También, forma parte del distintivo de calidad ‘Tierra de Sabor’, marca de garantía de la Junta de Castilla y León.

Dilatada experiencia

El consejero delegado de Lácteas Flor de Burgos, Roberto Angulo, reconoció que «arrancan» en una época de dificultades, aunque con el aval de una dilatada experiencia en el sector, la formación de la plantillas y la ayuda de la Junta de Castilla y León, que ha aportado una subvención de 3 millones de euros. El propio delegado territorial de la administración regional, Jaime Mateu, ha participado en las negociaciones para que el proyecto llegara a buen puerto. Entre las autoridades, se echó en falta al alcalde Juan Carlos Aparicio, que no acudió a la inauguración por problemas de agenda. En su lugar, acudió la concejal de Promoción Industrial, Teresa Temiño.

La experiencia a la que hacía referencia se remonta a los años veinte del siglo pasado cuando el bisabuelo Pío Angulo comenzó con la adquisición de queso de Burgos en la comarca de Tardajos para su comercialización en Santander y Bilbao.

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