El Correo de Burgos

«Es poco, pero así pagamos lo básico»

La familia de Ali Sali, de origen búlgaro, se mantiene con esta prestación. 495 euros para 6 personas

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Burgos

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L. B. / Burgos

Erdinch tiene 21 años y su mujer, Fetie, está a punto de cumplir los 22. El rostro alegre de su hija Sara, que acaba de levantarse de la siesta, logra arrancales una tierna sonrisa. Con apenas dos años, la reina de la casa nada sabe de economía y para ella son los poquísimos caprichos que la familia se permite.

De las cinco personas adultas que habitan la casa -el matrimonio, los padres de él y su hermana- ninguna tiene trabajo actualmente. Subsisten con el Ingreso Mínimo de Inserción que los obliga a controlar el gasto al límite, a hacer verdaderos malabarismos con el presupuesto.

Cáritas, que también les procura los alimentos básicos, los puso en la pista de esta prestación enviándolos al CEAS más cercano para iniciar los trámites. La paga de 495 euros llegó dos meses después de formalizar la solicitud. No les pareció demasiado tiempo. Por supuesto, tampoco demasiado dinero aunque se consuelan pensando que menos es nada.

«Es poco sí, pero con ello podemos pagar lo fundamental, el alquiler, la luz y el agua», relata Ali, padre de Erdinch. Ambos trabajaron en la construcción durante tres años. Al poco de recalar en la capital burgalesa, directamente desde Bulgaria, Alí encontró un empleo y un jefe para el que sólo tiene palabras de agradecimiento. «Incluso me ayudó a traer a mi familia», comenta.

Pero llegó la crisis. Y con ella, la preocupación. Nunca imaginaron llegar a esta situación. Abandonaron su país cuando ni siquiera se auguraban los malos tiempos actuales. A pesar de todo, no quieren regresar. Y el que menos, Ali. «No quiero esa vida para mis hijos, para mi nieta. Aquí hay más oportunidades, la vida es mejor. Allí trabajas mucho más por menos dinero, mucho menos. Y encima no tienes derecho a nada», relata.

Pero, ¿cuándo agoten las ayudas? «Hasta entonces aún tenemos tiempo. Esperemos que algo salga», responde Erdinch sin dudar, esperanzado. Reconoce, sin embargo, que las cosas están mal, muy mal. Se han recorrido todas las empresas de trabajo temporal posibles y cada día repasan los periódicos, por si surge algo. Pero nada. «Siempre dicen que te llamarán, pero nada», repiten padre e hijo para apostillar al momento, comprensivos, que lo que ocurre «es normal, para ellos -los empresarios- también es difícil».

Ni siquiera a través de Cáritas, que así fue como encontró Ali trabajo al poco tiempo de llegar a Burgos. Allí les proponen cursos de formación. Erdinch, por ejemplo, acude ahora a uno de carpintería. En junio obtendrá el diploma e iniciará la búsqueda en este sector, aunque está dispuesto a aceptar cualquier oferta, «de lo que sea». Su mujer ha realizado también uno de servicio doméstico.

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