El Correo de Burgos

El Autocid Ford acaricia el ascenso a ACB

El conjunto burgalés volvió a vencer a Vivemenorca en un partido muy duro y mañana gozará de su primer ‘match ball’

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Burgos

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AUTOCID FORD BURGOS    69

VIVEMENORCA    64

    1er CUARTO    l     2º CUARTO    l     3º CUARTO    l     4º CUARTO

    13-19    20-9    19-20    17-16

Autocid Ford: Chris Hernández (-), Albano (8), Zach Morley (2), Blair (4), Anagonye (11) –quinteto inicial-, Lorant (15), Cabot (-), Chus Castro (10), Anagonye (11), Alberto Miguel (10) y Corrales (5).

Vivemenorca: Ciorciari (8), Umeh (7), Turner (3), Cuthbert (19), Caio Torres (8) –quinteto inicial- , Montañana(-), Sabaté (-), Guzmán (-),Urko Otre .

Árbitros: Afonso Castillo y Pla Giménez.

Eliminados: No hubo.

Parciales: 13-19, 33-28 (descanso), 52-48 y 69-64 (final).

R. MENA / Burgos

Autocid no falló y El Plantío tampoco. Entre ambos  formaron un binomio ante el que Vivemenorca volvió a hincar la rodilla. La ACB está a un sólo paso. Casi nada. Si el equipo vence mañana el ascenso dejará de ser un sueño para convertirse en una realidad palpable. Será  entonces el turno del Ayuntamiento. Las adversidades fueron muchas y la peor llegó en forma de lesión cuando Chris Hernández, una de las piedras angulares del proyecto azulón, se rompía en el primer cuarto. Los servicios médicos del club están convencidos de que se trata de rotura de tendón de Aquiles, aunque al base americano aún le tienen que realizar varias pruebas que confirmen este primer diagnóstico.

El de ayer fue un encuentro complicado por los condicionantes y por el rival. Aunque se volvió a vivir una noche mágica. La ciudad está volcada con este equipo y esa ilusión que transmite la grada se deja notar también en la pista.

Ambos contendientes jugaron a cara de perro, aunque Autocid volvió a demostrar que en las distancias cortas se mueve como pez en el agua. Por enésima vez el colectivo encumbró al equipo burgalés y la aportación de todos sus individuos le ha dejado a un paso de la gloria, algo que en el inicio del curso parecía impensable, pero que en estos momentos está muy cerca de convertirse en realidad.

Ayer el equipo mostró de nuevo su mejor versión. Volvió a ser un equipo equilibrado, con mucho poder interior y haciendo daño con sus hombres exteriores. Aunque el pilar sobre el que se apoya este Autocid es una defensa que le convierte en un equipo granítico y, por momentos, inaccesible para sus rivales. Desde la contención el equipo fue ganando en confianza. Tanto la plantilla como el cuerpo técnico hablaban en el inicio del play off de que la dureza mental era imprescindible y la escuadra castellana está haciendo de esta faceta una de sus mejores armas.

El de ayer fue un partido duro para los de Casadevall. El marcador siempre fue muy corto y con un oponente enfrente que contaba con multitud de alternativas y una importante profundidad de banquillo. Pero Autocid no se arrugó, llevó el partido a su terreno. Defendió, corrió y sobre todo creyó y peleó. Lejos de decaer cuando más apretaba el equipo balear se vino arriba y la grada estalló de alegría cuando sonó la bocina final.

El Vivemenorca comenzó acertado desde el exterior, lo que le dio las primeras ventajas. A Autocid le costaba mucho anotar y pese a que en varias ocasiones sus hombres interiores tuvieron tiros relativamente cómodos no acababan de encontrar el aro. El cuadro burgalés no acababa de estar cómodo sobre la cancha a lo que se añadió la lesión de Chris Hernández a falta de 3:30 para el final del primer cuarto. Además el rasero de los colegiados no era el mismo en ambos aros. Todo lo anterior provocó que la diferencia rondara siempre los cinco puntos.

Se llegó al final de los primeros diez minutos con un 13-19 que reflejaba lo sucedido sobre la cancha, aunque la mayor preocupación de la parroquia burgalesa era saber  el estado de Chris Hernández, aunque las noticias que iban llegando no eran nada halagüeñas (se habló desde el principio de una rotura del tendón de Aquiles).

Pero Autocid trataba de sobreponerse a todos los contratiempos. Se aferraba al partido, aunque la distancia seguía favoreciendo al equipo balear. La táctica de Autocid era clara: quería llevar el partido a su terreno, a las transiciones rápidas a la anarquía bien entendida, un baloncesto que ya le había funcionado en el segundo partido de Menorca.

De esta manera el marcador se comenzó a estrechar. Anagonye hacía daño bajo los tableros, mientras que los lanzamientos exteriores baleares comenzaban a perder efectividad. Un contragolpe culminado por Chus Castro ponía por delante a los de casa a falta de 4:37 para el descanso. Vivemenorca comenzaba a sufrir en defensa y no encontraba la fórmula para frenar a un Autocid mucho más fluido.

El equipo que entrena Casadevall le había dado la vuelta al partido y a la dinámica, que quizás era lo más importante. A Menorca ya no le entraban los lanzamientos con la facilidad de antes. El cuadro burgalés estaba ahora era mejor que su oponente y lo debía aprovechar para trasladarlo al electrónico. Anagonye podía con la defensa menorquina, mientras que la garra  de Chus Castro, que acabó la primera mitad jugando de base, le daba al equipo la chispa necesaria en este tipo de partidos.

Autocid se fue al descanso con cinco puntos de ventaja (33-28) después de haber realizado un fenomenal cuarto en el que no solo había frenado a Menorca, sino que también había hecho mucho daño en ataque.

Lo por de todo es que se confirmaba la noticia de que Chris se había roto, no existía una versión oficial del club, aunque lo que parecía obvio es que no iba a poder ayudar más al equipo en la eliminatoria. El cuerpo técnico hablaba durante el descanso con Chus Castro, que iba a tener que asumir el rol de directo de orquesta en alguna fase del partido para dar un descanso a Corrales.

La escuadra  castellana había dominado el rebote en la primera mitad y si quería seguir llevando la batuta en el partido tenía que mantener su hegemonía bajo los tableros. Pero los azulones entraron atascados en la reanudación y un parcial de 0-7 permitió a Menorca ponerse por delante (33-35). Autocid reaccionó pronto y bien.

El conjunto de Burgos volvió a dar una vuelta más de tuerca a su defensa y apostó por correr. El pabellón apretaba de lo lindo y el equipo volvía a mostrar la fluidez en ataque del segundo cuarto. Aunque Vivemenorca también se aferraba al choque con uñas y dientes. Marc Fernández desde la línea de tiros libres mantenía la diferencia en una horquilla de entre 3 y 5 puntos. Un triple de Alberto Miguel a falta de 4 segundos para el final del cuarto dejó el marcador con 52-48 a falta de los últimos diez minutos. Las espadas estaban en todo lo alto y ninguno de los dos contendientes aflojaba, aunque la ventaja de Autocid es que tenía apoyándole más de 2.500 gargantas.

El partido estaba en un pañuelo y cualquier detalle podía provocar que la balanza se inclinara a favor de uno u otro. Lo bueno para los locales es que, aunque corta, la ventaja tenía color burgalés. Cuthbert tiraba del carro menorquín, aunque no era suficiente para dar la vuelta a la tortilla.

Con el marcador en un puño una técnica pitada a Urko Otegui daba un respiro al equipo burgalés y 8 puntos de diferencia (62-54). Pero Menorca no daba su brazo a torcer y Cuthbert seguía martilleando el aro burgalés. Una canasta de Caio Torres a 3:40 dejaba el marcador en 62-61, lo que provocó el tiempo muerto de Andreu Casadevall. Debía reorganizar a los suyos y es que el parcial de 0-7 había vuelto a meter a su rival en el partido.

Aunque Autocid aún guardaba un as en la manga y volvió a partir de una gran defensa. Los azulones ahogaron a un Menorca en el que Cuthbert comenzaba a perder efectividad y una canasta ‘made in’ Alberto Miguel dejaba el marcador el 67-61 a falta de 37 segundos. Umeh erró el triple y en la jugada posterior Anagonye anotó un tiro libre. El triple de Ciorciari sólo maquilló el marcador, aunque la segunda victoria subía al casillero burgalés. La ACB se quedaba a un solo paso.

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