El Correo de Burgos

Corpus de fervor religioso y de tradición

Cientos de fieles acuden al ‘Día del Señor’ en el exterior de la Catedral y en la procesión

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Burgos

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R. T. / Burgos

El popular dicho de ‘Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión’ se cumplió a la perfección hace cuatro días, aunque ayer durante el acto litúrgico del Corpus brilló por su ausencia puesto que la caprichosa meteorología provocó que Burgos amaneciera nublado.

No suele ser habitual que la celebración de la festividad del Santísimo Corpus Christi se celebre en el interior de la Catedral como ocurrió el año pasado, aunque la amenaza de lluvia obligó, por ejemplo, el año pasado a que fuera así. Este año, todos miraban al cielo pero finalmente aguantó pese a que el sol brilló por su ausencia, por lo que no fue necesario ir en busca de la preciada sombra de otras ocasiones.

Así que, como manda la tradición, la plaza de Santa María se convirtió a partir de las 11,30 horas en una gran iglesia al aire libre. Un lugar donde acudieron fieles, turistas y peregrinos para presenciar la eucaristía que ofició el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín. La también conocida como Fiesta del Señor es, sin duda, uno de los eventos religiosos más grandes porque en él se dan cita una nutrida representación de sacerdotes porque el sentido principal de esta celebración es el culto y el milagro de la eucaristía, pero también con las Corporaciones bajo mazas del Ayuntamiento y la Diputación y numerosas congregaciones religiosas, hermandades y parroquias que participan con fervor del Corpus. Todo es muy ceremonioso y en un acto de estas características no podía faltar el himno nacional. La nota de color     -casi siempre blanco- corre a cargo de las decenas de niños y niñas vestidos con sus trajes que este año han celebrado la Primera Comunión.

Tras la misa y mientras repicaban las campanas, llega otro momento para rendir culto a la figura de Cristo con la procesión por las calles del centro de la ciudad. Un entorno que pasado el mediodía se transforma para dar la bienvenida a la carroza de plata que porta la santa custodia, con la hostia consagrada, que es la representación del ‘cuerpo de Cristo’.

Las calles de La Paloma, Cardenal Segura, Plaza Mayor, Santo Domingo, El Cid, El Espolón y vuelta al punto de partida en la Plaza de Santa María mezclan durante unos minutos fervor religioso, con la presencia por ejemplo de la escolonía ‘Pueri Cantores’ y tradición. Una parada obligada fue ante el Ayuntamiento, donde el arzobispo acudió con el Santísimo hasta el Salón de Plenos y desde allí se dirigió al balcón de la Casa Consistorial para impartir la bendición a los ciudadanos concentrados en la Plaza Mayor.

El Corpus es religión pero también es tradición. Y es que en la festividad del Corpus Christi también hay hueco para lo popular con el desfile de los Gigantes, Gigantillos y Danzantes.

Uno de los momentos más esperados, que pone el contrapunto a la celebración religiosa y el cierre a la procesión, es el tradicional Salto del Tetín.

Tres saltos del Tetín

La confluencia de las calles La Paloma con Diego Porcelos es el lugar elegido. El Tetín Mayor, ataviado con su traje azul y cola de caballo en la mano, inicia una carrera de unos veinte metros hacia el alcalde y a un metro de él se frena en seco, da un salto, se sujeta la montera de la cabeza y realiza una reverencia. Y así hasta tres saltos, ante la atenta mirada de Juan Carlos Aparicio pero también de las cientos de personas que no desean perderse un momento que ya forma parte de la cultura burgalesa. Y todo mientras, el público aplaude, los Danzantes bailan y suena la música de las dulzainas.

Y el viernes otra tradición en Burgos como es el Curpillos. Y al igual que en el Corpus, también hay una mezcla de religión -en el entorno del barrio de Las Huelgas- y de fiesta popular, en el parque del Parral.

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