El Correo de Burgos

SEGURIDAD CIUDADANA

El clima de inseguridad hace que se tripliquen las cámaras de videovigilancia en sólo un año

La Agencia Española de Protección de Datos indica que existen 434 ficheros en Burgos. Las empresas de seguridad calculan un incremento de las ventas del 20% desde hace 3 años

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Burgos

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J. MAIQUES / Burgos

Cualquier precaución es poca. La enésima consecuencia que ha traído la crisis, ya acomodada e instalada, es la continua proliferación de hurtos y robos. Comercios, bares, empresas, chalets, comunidades de vecinos... Todos ellos, y algunos más, son potenciales víctimas de los amigos de lo ajeno y la solución, en muchas ocasiones, pasa por la instalación de cámaras de seguridad que los disuadan de sus fechorías. Los datos que maneja la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) confirman este extremo y señalan que el número de cámaras de vigilancia en la provincia de Burgos se ha multiplicado por tres en poco más de un año. En concreto, en el mes de febrero de 2009, el número de ficheros (cada uno equivale como mínimo a una cámara) era de 147, y a 31 de mayo de este año ya sumaban 434 ( 7 de ellos de titularidad pública).

Saber con exactitud el número de cámaras es una tarea imposible. La AEPD obliga a que se le notifique la instalación de ficheros (a excepción de las que sean de ámbito doméstico o de medios de comunicación), pero no controla la cantidad total de aparatos de grabación que hay repartidos por toda España. Así, por ejemplo, si un establecimiento comercial tiene instaladas varias cámaras de seguridad en su local, sólo se contabilizaría como si fuese una (un fichero).

En cualquier caso, la creciente presencia de estos elementos en las ciudades es cada día más evidente y así lo confirman las empresas de seguridad consultadas por este periódico (la asociación que las representa se encuentra, en este momento, con un vacío de poder y se duda de su continuidad). De todos modos, los profesionales del sector calculan que, desde el inicio de la crisis, la venta de alarmas, circuitos de televisión, cámaras de vigilancia o cualquier otro sistema de seguridad análogo ha crecido en torno a un 15% o un 20%.

Alfredo Medel, director y uno de los socios de la empresa Castellana de Seguridad y Control (ubicada en Villalonquéjar), lo tiene claro y piensa que el aumento es consecuencia de la sensación de inseguridad que se vive en los últimos tiempos. «El incremento de las ventas se debe a que han aumentado bastante los robos y se demanda más seguridad. Se nota que hay más paro y creo esto va a más», señala.

Por su parte, Óscar González, propietario de la empresa de seguridad que lleva su mismo nombre (presente en la calle Covarrubias y Villalonquéjar), no achaca el crecimiento a la crisis pero sí afirma que se ha dejado notar desde su inicio, «hace tres años». «Desde entonces, las ventas han aumentado paulatinamente». En cualquier caso, el empresario afirma: «La primera intención que se busca con la instalación de cámaras tiene carácter disuasorio». De este modo, pretenden ponérselo más difícil a los cacos y, por consiguiente, alejarlos de sus negocios.

González entiende que el interés por instalar sistemas de seguridad se ha normalizado y es cada vez más habitual. El propietario de esta empresa, que tiene su origen en 1974 y trabaja habitualmente con la Junta de Castilla y León, Diputación e Iglesia, afirma que el incremento de las ventas también se debe a que «se están renovando los equipos en busca de más calidad y definición».

Cuando el robo es negocio

Una de las curiosidades más chocantes que se dan en el mundo de la seguridad es el hecho de que los ladrones, en cierto modo, consigan dar trabajo a los empresarios del sector. Una circunstancia que se da, al margen de por el aumento del temor a ser robados, porque los damnificados por un robo se convierten, automáticamente, en futuribles clientes de las empresas de seguridad. En este sentido, Óscar González afirma que ir a captar compradores al lugar donde se ha cometido un hurto o robo se ha convertido en una práctica bastante frecuente en muchas empresas. Algo que no comparte ni quiere aplicar a su estrategia de negocio ya que «nosotros no tenemos comerciales en la calle y creemos en la publicidad del boca a boca que se consigue por el trabajo bien hecho», defiende.El enemigo en su propia casaEn ocasiones, la instalación de cámaras de seguridad pierde su origen primitivo y, lejos de vigilar a desconocidos, también se utilizan para controlar a personas del entorno. Es el caso, fundamentalmente, de establecimientos como bares y restaurantes. Aquí, los propietarios acuden a la grabación de imágenes de la caja registradora para disuadir o pillar a sus empleados con las manos en la masa (o en la caja), tal y como explica Óscar González, propietario de 'Óscar González Seguridad'. Es más, por su experiencia, afirma que existen «más casos» de instalación de cámaras por este asunto que, por ejemplo, por la avalancha de robos de máquinas tragaperras.

Una vez que el propietario de un establecimiento sospecha de que uno de sus empleados se está apropiando de su dinero, existen dos opciones: instalar una cámara visible o colocar una oculta. En cualquier caso, González sostiene que, en su experiencia personal, los dueños optan por situarla a la vista de clientes y dependientes y, de este modo, buscar su carácter «disuasorio».

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