El himno a Burgos inunda el Espolón en el segundo día festivo

N. VILLAMIL / Burgos

La interpretación popular del himno a Burgos volvió a consagrarse este año como uno de los actos más esperados y con mayor participación de las fiestas de San Pedro y San Pablo. La ciudad no defraudó y el Paseo del Espolón se inundó de burgaleses deseosos de cantar a su tierra en el segundo día festivo.

Bajo el Arco de Santa María, la Federación Coral Burgalesa y la Banda Ciudad de Burgos acompañaban el sentimiento de las miles de personas que quisieron exaltar la grandeza de su tierra en voz alta y dedicarle sus cariños «más fervientes», como reza la letra con la que Marciano Zurita decidió acompañar la partitura que compuso en los años 20 Rafael Calleja. Con ella, los presentes ayer volvieron a rendir tributo al «suelo bendito» que les vio nacer.

Con las reinas de las fiestas y representantes de la Corporación local a la cabeza, los ciudadanos pasearon su orgullo de ser burgaleses ante las decenas de visitantes que ayer transitaban por las inmediaciones del Arco de Santa María. Fue un acto como siempre emotivo, en el que brotó más de una lágrima, sobre todo, con la salve final. Como colofón, una sonora traca de cohetes y fuegos artificiales a orillas del Arlanzón sirvió de despedida a la multitud que se dio cita en el Paseo del Espolón.

Entre los asistentes, familias con niños, jóvenes y mayores. Todos unidos por el amor a su tierra y por su deseo de renovar sus votos de fidelidad hacia una tierra para la que prometen «labrar su porvenir». Muchos abandonaron el lugar con una emoción contenida que tendrán ocasión de volver a experimentar a lo largo de la próxima semana y, en especial, el domingo, con la celebración del Día del Burgalés Ausente.

En esta última jornada de fiestas la interpretación popular del Himno a Burgos vuelve a constituir uno de los actos más emotivos y multitudinarios.