El Correo de Burgos

Una jornada de diversión en el cívico de Capiscol

Adultos y jóvenes encuentran en este espacio alternativas de ocio para llenar el tiempo libre a lo largo de todo el año

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Burgos

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Y.P.E. / Burgos

Las actividades programadas de ocio en los diferentes Ceas, centros cívicos o asociaciones tanto para adultos como para jóvenes y niños no son las únicas alternativas de ocio para este verano. Al igual que uno se plantea su periodo vacacional saliendo de su lugar de origen y trasladándose a la playa, la montaña o a algún destino paradisíaco, los que optan por quedarse en sus ciudades, bien por decisión propia o bien porque las circunstancias les impide viajar, pueden plantearse su periodo vacacional de otra manera, a las puertas de su casa.

Una de esas alternativas se puede encontrar en el centro cívico de Capiscol. Las instalaciones permanecen abiertas todo el verano, a excepción de los sábados y domingos que en verano cierran por la tarde.

¿Y que puede encontrarse en el centro cívico? La respuesta es tan variada como personas usuarias acuden al centro. Las instalaciones cuentan con sala de encuentro, biblioteca familiar, bebeteca, sala de exposiciones, diferentes aulas para realizar talleres… Las alternativas son amplias y variadas y dirigidas a todas las edades.

‘Cara amiga’

Cuando uno accede al interior del centro cívico Capiscol, lo primero que se encuentra es el servicio de información. Es la ‘cara amiga’ de todos los servicios que ofrece este espacio de ocio y formación. Allí llegan los usuarios no sólo para recabar esa información sobre los cursos que periódicamente se realizan, inscribirse en los mismos, solicitar incluso información sobre una calle. Marian, Isabel y Nuria se encargan de ser esa ‘cara amiga’ que recibe al usuario. «Alguno de ellos ya son como de la familia, les conocemos porque están aquí todos los días y lo primero que hacen al entrar es venir a saludarnos», comenta Nuria, quien dice que desde su puesto de trabajo intentan hacer lo mejor posible las cosas, dando oportuna información de lo que se realiza en el cívico.

Pero su trabajo no se limita a esto. Ejercen una labor casi familiar, de psicólogos y, en definitiva, un hombro amigo en el que apoyarse. Y es que muchos de los usuarios se acercan a Nuria, Isabel o Marian a contarles el por qué ayer faltaron a su cita con el cívico, o por qué han decidido apuntarse a este u otro curso. Ansían volver a la rutina que empiecen las inscripciones para poder perderse en esa dinámica de ocio y formación que les aleje un poco de la rutina y los problemas diarios. «A veces somos como psicólogos. Los usuarios nos cuentan cosas que a lo mejor no se lo contarían a sus allegados. Es como si tuvieran una confianza que a lo mejor no tienen en su entorno. O simplemente les servimos de desahogo ante situaciones que están viviendo y les sirve de vía de escape poder contárselo a alguien ajeno a esas situaciones vividas», explican y añaden que esa parte de su trabajo lo hacen «encantadas porque todos son muy majos y hay que intentar apoyarles».

El perfil del usuario es variopinto y cada uno tiene muy claro a lo que viene, siendo, eso sí, la mayor afluencia de público en los meses de invierno. Los más mayores, utilizan el centro como punto de reunión alternativo a los parques públicos. Por la mañana se acercan a leer la prensa. Según van llegando, ser reúnen en las mesas de la sala de encuentro y establecen una tertulia sobre las noticias del día. Por la tarde, el ocio más tradicional ocupa su tiempo. «Sobre todo las cartas, también otros juegos, pero las cartas es lo que más les convoca. Aquí se toman muy en serio las partidas que cada tarde se echan». Otros participan en los talleres y actividades que el cívico programa «pero eso es más en invierno». En agosto empieza un continuo goteo de personas que se interesan por los cursos que comenzarán en octubre, y Nuria e Isabel se encargan de indicarles que las inscripciones serán a partir de septiembre.

Los jóvenes, por su parte, tienen su punto de encuentro junto a la mesa de ping pon. El karaoke y los juegos electrónicos concitan también interés. Ahora en verano, las actividades a desarrollar van un poco por libre. Los chicos acuden al centro y pasan su tiempo entre los juegos de mesa -la estrella es la mesa de ping pon-, y participan en aquéllas que se pueden desarrollar al aire libre. De hecho, en los meses de verano los chavales entre 13 y 17 años pueden participar del programa especial ‘A tu onda’ en donde lo primero son los deberes, el repaso al curso pasado y el apoyo al estudio para los que han ido un poco ‘flojos’ y a partir de ahí, manualidades, billarm piscina, informática, fiestas temáticas, dardos...Cualquier actividad es buena para potenciar un ocio dinámico que implique participación.

Y los más peques tienen también alternativas al programa del verano en la ludoteca y la biblioteca familiar.

El próximo curso, más

El cívico ya está inmerso en la preparación del programa del próximo curso. Se intensificarán aquellas actividades que mejor acogida han tenido, se ampliarán las plazas y se potenciará un servicio para que personas con discapacidad puedan participar en los talleres. «Ahora ya tenemos este servicio. Las personas, que quieran inscribirse tendrán un monitor de apoyo que estará con ellos ayudándoles», indica la técnico en Animación Comunitaria, María del Carmen Hortiguela. De hecho ya en la programación de verano ha habido algún joven que ha participado en estas quincenas y se ha integrado en el grupo. Se trata precisamente de integrar y que se apoye en todo lo que estos chicos requieren para que puedan tener las mismas oportunidades de ocio y formación.

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