El Correo de Burgos

GERMÁN DE MIGUEL ANDRÉS Presidente de la Asociación de personas sordas ‘Fray Ponce de León’

«La nuestra es todavía, para todo, una discapacidad invisible»

Lleva unido desde los 80 a la entidad, la cual ayer participó en el encuentro en Valladolid con el que se celebró el Día Internacional de las personas sordas

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Burgos

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Germán nos espera en la sede que la entidad tiene desde hace casi 40 años en un local de la calle Federico Olmeda cedido por Cajacírculo. En ella más de un centenar de socios y otro más de colaboradores y usuarios realizan un amplio trabajo, donde la concienciación y la formación son los ejes principales. Pero no sólo formación de sordos sino de aquéllos que conviven con ellos en el ámbito familiar, laboral, es decir de toda la ciudadanía.

Pregunta.-Ciudadanos que conviven con los sordos pero que siguen sin hacerles mucho caso en algunos aspectos vitales...

Respuesta.-Sí. En muchos sentidos la sordera es todavía un problema poco atendido, la nuestra es una discapacidad invisible. Pero tanto para los propios ciudadanos como para las instituciones, a pesar de que éstas parezcan estar volcándose cada vez más en los colectivos de discapacitados, en los que casi siempre se olvidan de nosotros los sordos, a pesar de ser miles en todo el país.

P.-Como por ejemplo...

R.-Cosas tan evidentes como por ejemplo al diseñar viviendas adaptadas, donde sí se pone un aseo amplio para que pueda pasar una silla de ruedas, pero no un sistema de iluminación o videollamada que permita a un sordo darse cuenta de que alguien llama a su puerta.

P.- Vamos, que todavía queda mucho por hacer.

R.- Sí, sí. Aunque también es verdad que tras años de pelea de las asociaciones de sordos se ha logrado por ejemplo, la presencia en actos oficiales o televisiones de intérpretes o subtítulos, e incluso una ley que reconoce la lengua de signos. Por eso, una de nuestras reivindicaciones es un mayor número de intérpretes - ya que apenas son 40 los existentes en toda la región-, y una mayor implicación de todas las Administraciones.   

P.-Por ello, uno de los servicios que ofrecéis desde la asociación es el de intérpretes, cuya ayuda puede solicitarse sin problema.

R.-Así es. Nuestra asociación cuenta con 4 intérpretes, cuyos servicios suelen requerirse sobre todo para acompañar a personas sordas en visitas médicas y papeleos burocráticos. Sólo hay que pedirlo con unos días de antelación.  Además, a este servicio se suman los muchos cursos que ofrecemos de LSE (Lengua de signos española) abiertos a todos aquéllos que deseen aprenderla.

P.-¿También a Administraciones y entidades públicas como Bomberos, Policía, médicos...? 

R.- Claro.

P.- ¿Y cuántas los han solicitado?

R.-Prácticamente ninguna.

P.-Corramos un tupido velo... ¿Y la población en general?

R.-Los cursos los hace gente muy variada, muchos por interés familiar para ayudar a comunicarse a gente sorda de su entorno.

P.-Este doble cambio de mentalidad -tanto del sordo que ya no se excluye tanto como del 'oyente' porque se da cuenta de esta otra realidad-, ha ayudado a lograr una mayor integración de vuestro colectivo, que sólo en Burgos supera el millar de personas.

R.-Sí, está claro. Antiguamente, si había suerte de que algún familiar les sirviera de intérprete sí podían estar algo integrados en la sociedad, pero si no se les marginaba. Eso causó que algunos más mayores no puedan hoy usar apenas de esos avances ya sea por no han aprendido a leer o porque no saben bien el lenguaje de signos.

P.-¿El otro lado de la moneda lo representarán sobre todo los niños, al contar con todos esos avances por los que los mayores habéis luchado y seguís luchando?

R.- Sí, ellos viven en esta sociedad en la que un gran avance ha sido ya, la propia detección del problema casi desde bebés. A esto se suman los avances tecnológicos -audífonos o implantes cocleares entre otros muchos-, pueden aprender no sólo el lenguaje de sordos sino también el oral y servirse de ambos. Y eso es algo que nosotros fomentamos, que los niños puedan ser 'oralistas', es decir que conozcan ambos. Asimismo tampoco creemos que lo adecuado sea siempre que los familiares actúen como intérpretes sobre todo los niños. Es mejor que el intermediario sea una persona neutral, que les dirá a ambas partes lo que se tenga que decir, sin malentendidos ni intenciones buenas o malas.

P.-Por último, ¿qué piden a los que pueden ayudarles?

R.-A las instituciones, más dinero - porque a menudo más ayuda se reduce tristemente a eso- y la puesta en marcha efectiva de lo ya logrado. Y a los ciudadanos, acordarse de que estamos aquí.

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