El Correo de Burgos

Aparicio se encara con Escribano durante un acto público y le reprocha las acusaciones de corrupción

Aparicio: «Podéis decir que somos unos mantas, pero vosotros habláis de delitos». Escribano le recrimina el modo en que el Ayuntamiento adjudica las obras

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Burgos

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J. MAIQUES / Burgos

Se cumplió la profecía de Javier Lacalle: Sonaron las trompetas del Apocalipsis. Las duras acusaciones del PSOE sobre presuntas ilegalidades y su amenaza de acudir a los juzgados por presuntas irregularidades del equipo de Gobierno (el modificado del contrato de peatonalización de la calle Santander, el patrocinio a Pandora Producciones por la Gala de Fin de Año o el proyecto del Arena Plaza) sacaron a relucir las diferencias, no sólo ideológicas, que existen entre los líderes locales de los dos grandes partidos. Era tanta la saliva tragada por el alcalde durante los últimos días, que Aparicio no pudo contener más su enfado y estalló ayer en un enfrentamiento cara a cara con el candidato socialista a la alcaldía, Luis Escribano. Y lo hizo lejos de la arena política, durante el aperitivo de una entrega de diplomas de unos talleres para desempleados y con la única presencia como testigos del secretario de la Junta de Castilla y León en Burgos, Lorenzo Saldaña, y de un informador de este periódico.

Fue entonces, mientras se paseaban las bandejas con los aperitivos por el Salón Rojo del Teatro Principal, cuando, por sorpresa, el alcalde de la ciudad, Juan Carlos Aparicio, se dirigió hasta un rincón en el que se encontraba el candidato a la alcaldía por el partido socialista, Luis Escribano.

Allí, el primero en 'golpear', dialécticamente hablando, fue Aparicio. Se mostró indignado, acalorado, incluso le transmitió a Escribano su perplejidad por lo que, según se percibió, es una estrategia sucia del Partido Socialista de cara a los comicios del mes de mayo. Dio por hecho, no sin cierto desprecio por la bajeza de las acusaciones, que, visto lo visto, los socialistas no recularán e irán hasta la Fiscalía.

La replica de Escribano también se escenificó con un tono vehemente. El socialista defendió en el cara a cara que no es normal como adjudica el Ayuntamiento las obras sistemáticamente.

«Podéis decir que somos unos mantas pero vosotros habláis de delitos. Y delito viene de delincuente», reprochó irritado el regidor ante las duras acusaciones. «Lo de la calle Santander es una chapuza», contraatacó Escribano.

Ninguno de los dos renunciaba a terminar el cara a cara y se pisaban los argumentos con el acaloramiento. Entonces, Aparicio le recordó al socialista las acusaciones en falso vertidas en el pasado.

«¿Vais a actuar igual que hace unos años? Le recuerdo que yo estuve imputado. Sí, im-pu-ta-do», silabeó contrariado. «Y nadie ha venido a pedirme perdón», increpó con dureza para recordar al socialista que los tribunales le dieron la razón. Escribano reculó: «Yo no fui», se justificó.

Pero el combate, de apenas tres minutos de duración, aún tenía reservado un último asalto. El encarecimiento de las obras del nuevo hospital estuvo latente cuando Aparicio vaticinó: «ya veremos lo que os pasa a vosotros». «A nosotros no nos puede pasar nada porque, entre otras cosas, no tenemos responsabilidad», replicó Escribano. «Sí, responsabilidades estatales con el Palacio de Justicia y la Biblioteca», afirmó Aparicio mientras se giraba y abandonaba la contienda.

Todo ocurrió en el contexto de un acto, en principio cordial, en el que 24 burgaleses recibían un diploma por cumplir con éxito su formación en un taller de Trabajos Forestales y otro de Polimantenimiento de Edificios, promovidos ambos por el Ayuntamiento y la Junta de Castilla y León.

Tras cumplir con el guión, un aperitivo de enhorabuena y cada uno se marcharía por donde vino, sin más. Sin embargo, la realidad fue otra muy distinta y evidenció, por la pasión que cada uno de ellos puso en sus palabras, que hay ganas de una pelea que, por qué no, podría prolongarse hasta mayo.

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