Pérez-Toril impulsará la atención al daño cerebral en el San Juan de Dios

L. B. / Burgos

Está en plena ronda de presentación oficial como nuevo gerente del Hospital San Juan de Dios, pero esto no le inquieta. Tiene tablas suficientes -dirigió el antiguo Hospital de Cruz Roja y el Centro Médico Santiago- en estas lides como para capear los protocolos sin demasiada tensión.

Guillermo Pérez-Toril conoce los vericuetos de las administraciones y los rostros de sus representantes y, además, no está solo, le acompaña su fiel escudero desde que hace unos días asumiera el mando, el anterior responsable del centro burgalés y ahora subdirector, el hermano Florentino Martínez.

«Mano a mano» se encargarán de tener todo a punto para que una vez culmine la segunda y última fase de la reforma integral -tanto, que ha requerido incluso «cambiar y modernizar las estructuras internas»- del complejo, lo que hasta ahora es un ambicioso proyecto de futuro sea una realidad, «todo un sueño cumplido», apostilla el religioso responsable hasta poco de la gestión.

Como alma y cuerpo que serán de una apuesta (que «implica a todo el equipo que forma parte del hospital, que conste», señalan), Martínez, dispuesto a velar por la filosofía, el carisma, la identidad y los valores de la Orden que respalda el centro, en definitiva el humanismo; y Pérez-Toril, encargado de garantizar calidad, eficacia, eficiencia en el servicio, en definitiva, «de los resultados»; comparten ilusión y dicen ser conscientes del esfuerzo que va a suponer, no solo echar a andar, sino sostener la actividad asistencial a la que aspira -y que en parte, finalizada la primera fase de las obras, ya brinda- el San Juan de Dios, medio siglo después de su implantación en la ciudad.

Una de las novedades que Guillermo Pérez-Toril trae bajo el brazo es su particular empeño por cubrir el hueco existente en la atención a personas con daño cerebral adquirido. Tras proyectos previos fallidos, como el destinado a las dependencias del Hospital Militar, «se aprovechará la infraestructura que tiene el Hospital San Juan de Dios, que de hecho ya trabaja con algunos pacientes con estas lesiones y dispone de parte de los servicios que requiere la oferta de neuro-rehabilitación, para, por fin, con algunos ajustes, dar una respuesta a los afectados, una respuesta que no existe en toda la región y que solo se encuentra en muy pocos lugares de España», precisa el gerente.

«Será una nueva fortaleza que nos definirá y nos hará aún más necesarios en el mapa sanitario», indica el hermano Florentino Martínez. Una fortaleza, eso sí, que se suma a la larga lista concebida desde el mismo momento que se vislumbró la reforma integral y que el ahora subdirector ha detallado en anteriores ocasiones: «Desarrollaremos unidades específicas para pacientes subagudos (los que tras ser diagnosticados y atendidos en un hospital necesitan un seguimiento continuado en un centro de media o larga estancia), personas que requieren rehabilitación y enfermos terminales que necesiten cuidados paliativos».

Pérez-Toril asiente al compás de la enumeración y aplaude la iniciativa. Incluso está convencido de que se va a mantener el apoyo de la Gerencia Regional de Salud a través de los tradicionales convenios.

«Ni siquiera el nuevo hospital cubre el hueco que atiende el centro de San Juan de Dios. Y este, además, suma la visión humanista que refuerza la vertiente asistencial», asegura.

Sostenibilidad

Eso sí, la sostenibilidad no está con todo garantizada de antemano. A los pacientes derivados de Sacyl, que son los únicos que ahora reciben en virtud del convenio suscrito, habrá que añadir cuando el centro esté a pleno rendimiento los de mutuas y otras entidades privadas. Y al final, solamente «el trabajo duro servirá para obtener los resultados deseados», coinciden en valorar. «Pues el éxito solo está delante del trabajo en el diccionario», apostilla Martínez a modo de declaración de intenciones. Ambos lo tienen claro y saben que la cuenta atrás ya ha comenzado.