«Será duro pero también muy gratificante»

L. B. / Burgos

Cuando estas líneas salgan impresas, la joven odontóloga Elisa Tajadura llevará unos días en Camerún, en la aldea de Rey Bouba, y cono toda seguridad habrá sacado ya unas cuantas muelas y colocado otros tantos empastes. Así se lo augura Elena, que sabe de lo que habla a cuenta de sus dos viajes al mismo hospital que Elisa y la enfermera Ruth Ramos pisaban el lunes por primera vez. No llegaban solas, en su grupo, el tercero de este año, viajaban otros seis profesionales, tres médicos y tres enfermeras. Tras «veintiséis o más» horas de vuelo con varias escalas y un 'paseo' en furgoneta recalaban en ese lugar del que tanto habían oído hablar a sus compañeros Elena Arnáiz y Bill Sánchez.

Con casi todo preparado, un par de días antes de montar en el avión, Elisa y Ruth coinciden en destacar la mezcla de nervios e ilusión que sienten. «Sabemos que va a ser duro pero también muy gratificante. Lo que aquí es un gesto insignificante allí puede salvar una vida», afirma Elisa. Ruth asiente.

Para ambas trabajar en Camerún les va a brindar además la oportunidad de adentrarse en una cultura diferente «con lo bueno y lo malo que eso conlleva», reflexiona Tajadura. Con lo malo se refiere por ejemplo a alguna 'barrera' como la de la falta de medios, la del clima o la del idioma que salvarán «como se pueda, decididas a empaparnos de todo lo positivo, de la paz que nos han contado que trasmiten, y a hacer todo lo que esté en nuestra mano, sea lo que sea, por ayudar y aliviar», comentan entre ambas, antes de recordar que han de comprar cepillos para limpiar el instrumental del polvo que en aquella zona todo lo cubre. Los cepillos se sumarán, con otro fin, claro, al cargamento de 'fruslerías' -horquillas, cuadernos, bolígrafos- con el que pretenden ganarse a los más pequeños. «Lo que aquí apenas tiene valor allí es un lujo y esa es otra lección que seguro que se nos va a grabar a fuego con esta experiencia», opina Elisa.

Vivirán en las dependencias destinadas a los sanitarios visitantes que ya están equipadas, gracias el turno que les precedió, encargado de colocar el cargamento 'tardío' del que no pudo hacer uso el primer grupo. La pega es que, aunque ya disponen del material quirúrgico que viajaba en el citado contenedor, en esta ocasión no viaja ningún cirujano por lo que «no vamos a asistir a grandes operaciones», reconocen mientras con gestos de emoción ven pasar las fotos de Elena y se asombran de las proezas realizadas por sus compañeros a golpe de «medicina de batalla».