El Correo de Burgos

CORPUS CHRISTI

Cáritas repite cada día el milagro de los panes y los peces

Gil Hellín centra su homilía en la importancia de la caridad en la sociedad

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Burgos

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C.VELASCO / Burgos

El repique de campanas anunció, pocos minutos antes de las 11.30 horas, la celebración de la misa en la Plaza de Santa María. Una eucaristía que comenzó con el canto de los Pueri Cantores y que estuvo presidida por el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín. Un acto en el que participaron cientos de personas y en el que el colorido lo pusieron los abanicos e incluso los paraguas con los que los fieles intentaron combatir el intenso calor en el entorno de la Catedral.

Durante la homilía, el arzobispo recordó que la fiesta del Corpus Christi, «en la que se presenta el misterio de la adoración al pueblo cristiano», se remonta al año 1264. Ya entonces la caridad era necesaria, y es que, según señaló Gil Hellín, «no basta con dar, incluso en abundancia». Con esto hizo referencia a Cáritas, quien «repite el milagro de los panes y los peces casi a diario, y no solo con dinero, sino también con comprensión y cariño», puntualizó. De ahí que la colecta obtenida ayer durante esta celebración tuviera como destinatario final a esta agrupación.

Una hora después, a las 12.30 horas continuó la festividad del Santísimo Corpus Christi con la procesión que partió de la Plaza del Rey San Fernando. Tras los Gigantillos y Gigantones (inmortalizados con decenas de cámaras fotográficas durante su espera junto a a la seo burgalesa), procesionaron la cruz y los ciriales, la junta y Consejo del Círculo Católico, el Apostolado de la Oración, las parroquias de la ciudad, el Seminario Diocesano, los Movimientos de Apostolado Seglar, las cofradías y hermandades, los miembros de Acción Católica, Marías de los Sagrarios, Adoración Nocturna, Adoración Real Perpetua y Universal del Santísimo Sacramento, niños de Primera Comunión, sacerdotes y religiosos, la Escolanía Pueri Cantores, la Coral de Santa María la Mayor, el Cabildo Metropolitano, la carroza del Santísimo y miembros de la Corporación municipal acompañados de los timbales del Ayuntamiento y de la Banda de Música Ciudad de Burgos.

Durante más de una hora, la procesión recorrió la calle de la Paloma, la calle Cardenal Segura y la Plaza Mayor, donde la custodia fue llevada por el arzobispo hasta el Ayuntamiento, lugar en el que Gil Hellín impartió la bendición desde el balcón del Consistorio. Tras esto la comitiva reanudó su recorrido por la Plaza de Santo Domingo, Mio Cid o el Paseo del Espolón, hasta llegar al arco de Santa María y a la plaza del mismo nombre.

Aplausos y saltos

En contadas ocasiones la calle La Paloma acoge a tantas personas para disfrutar de un acto que tan solo dura unos minutos. Y es que, el tradicional Salto del Tetín ante el alcalde vuelve a atraer la atención de decenas de burgaleses. Sonriente, Javier Lacalle, se estrenó en estas lides como regidor y, junto a los danzantes, recibió el aplauso del público.

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