Los burgaleses encuentran más de 5.000 razones para honrar a la Virgen pese al frío

C.V.-J.M. / Burgos

Poco antes del mediodía el reloj de la Plaza de España registraba 12ºC; una temperatura poco habitual en el día grande de las Fiestas de San Pedro y San Pablo. Y es que, si por algo se caracteriza normalmente la ofrenda de flores a Santa María la Mayor es por el calor sofocante. Pese a las condiciones climáticas, los peñistas, las fajas, corpiños y los grupos folclóricos de la ciudad de Burgos se mantuvieron fieles a su cita.

Las calles San Lesmes y San Juan podrían haber podido colgar incluso el cartel de 'completo', ya que desde allí partieron tanto los socios más jóvenes como los más antiguos. Todos portaban en sus manos ramos de flores con los que honrar a la patrona, Santa María la Mayor. Hasta 5.000 se llegaron a contabilizar en la plaza del Rey San Fernando, junto a la Catedral, según informaron durante el acto fuentes de la organización.

Todo estuvo controlado por los 50 voluntarios del Comité de Folclore para que los ciudadanos pudieran llegar a depositar sus ofrendas y plegarias junto a la Seo, después de haber recorrido las calles del centro. Desde 1987 es este comité el encargado de coordinar uno de los principales actos de las fiestas, después de que esta tradición naciera en el año 1954 de mano del propio Ayuntamiento de Burgos. El tiempo ha pasado pero se siguen rindiendo honores al retablo de Santa María la Mayor, elaborado en el siglo XVI.

La encargada de relatar el acto, Yolanda Rueda, fue presentando a cada una de las más de 120 entidades, entre peñas y grupos folclóricos, que llegaban frente a la Virgen para realizar sus ofrendas. Tan solo las Reinas de las Fiestas 2011, Paula Hojas y Mónica de Miguel, tuvieron la posibilidad de realizar la ofrenda verbal a Santa María la Mayor. Tanto la infantil como la mayor hicieron referencia durante su intervención a la situación económica actual y pidieron a la Virgen «que todos los niños tengan comida y agua» y que «se consiga salir del presente y construir un futuro mejor». También el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, hizo referencia al momento de crisis económica y pidió «comprensión y alivio ante las dificultades». El momento más emotivo fue cuando la madre de un militar destinado en Afganistán quiso que Gil Hellín realizará una plegaria por los soldados destinados allí.

Para poner sonido a las más de 25.000 flores con las que se adornó a la Virgen, la Schola Cantorum ofreció un amplio repertorio de canciones que se fueron intercalando con las bandas de música que acompañaron a los peñistas. Éstos tocaron al son de Burgalesa, burgales a su paso ante la Virgen.

Minutos antes de las 14 horas llegó el acto final de la ofrenda con el baile de los Gigantillos y posteriormente el que ofreció la reina infantil, encargada de realizar los primeros pasos de una jota burgalesa que más tarde interpretaron un amplio número de danzantes