El Correo de Burgos

Urbanismo

Buniel: ruina e incertidumbre después de tres años del concurso de Fadesa

Pilar, una de las afectadas por la caída de la empresa, se encuentra a la espera de que Caja Madrid la envíe una posible carta para efectuar el cobro de las letras

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Burgos

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M.E. / Burgos

Con dos habitaciones, garaje y un trastero. Así debería ser la casa en la que hoy habitara Pilar con su hermana. Sin embargo, lo que comenzó con buen pie acabó por convertirse en una pesadilla. Y es que ella fue una de las personas que entró en el sorteo para la asignación de las casas para menores de 35 años ubicadas en Buniel. Una ‘ganga’, ya que por entoces el precio de la vivienda era muy elevado.

Todo cambió tras la firma del contrato, puesto que la dieron quince días para ir a recoger el aval. «La enfermedad de mi padre me impidió hacerlo en ese plazo, por lo que acudí un año después», afirma.  Entonces empezaron sus dolores de cabeza, debido a que emprendió una odisea por distintas oficinas para conseguirlo, porque «sin aval el contrato es nulo».

De momento, Pilar ha perdido ya mucho dinero, que duda que pueda recuperar, puesto que para ello debería denunciarlo, con todos los gastos y disgustos que esto conlleva. Lo que es peor: se encuentra a la espera de una posible carta de Caja Madrid para cobrarse las letras de 12.000 euros. Una situación a la que ella y otras personas no se encuentran en condiciones de «hacer frente».

Ésta es sólo una de las muchas historias que se esconden detrás de cada una de esas personas que, hace unos años, decidieron comprar una vivienda en Buniel. Y es que lo que comenzó con ilusión  se ha convertido ahora en su gran pesadilla.

Todo se remonta al 15 de julio de 2008, cuando Martinsa-Fadesa entró en concurso de acreedores y dejó 12.578 viviendas pendientes de entrega, valoradas en 2.060 millones de euros. Así, miles de ciudadanos de todo el país, que ya habían adelantado entre 15.000 y 25.000 euros por la compra de sus futuros y nuevos hogares, se quedaron en la calle. Burgos no fue la excepción. Y es que la urbanización fantasma ‘Ciudad Jardín Soto del Real’, que la empresa construía en Buniel, quedó paralizada y, con ella, muchos sueños por cumplir.

Desde entonces, los que ya debían ser los hogares de numerosos burgaleses se reducen a una zona de obras, aunque sin movimiento.  El hormigón, los palés y los destrozos en las instalaciones de las casas sustituyen al griterío de los niños, a las conversaciones de los adultos y al ruido efectuado, en sus quehaceres diarios, por los que ya deberían ser sus inquilinos. El silencio es el auténtico protagonista.

No hay ni un atisbo de vida y la ausencia de máquinas parece indicar que la situación va a seguir así por mucho tiempo. De hecho, «son muchos los robos que se han producido en la zona» y «muchas las personas que han pasado allí la noche», explica Pilar.  Lo que es peor: los compradores no se encuentran en condiciones de adquirir otra casa, puesto que no les han devuelto el dinero que ya habían pagado por adelantado.

Así, la caída de la constructora dejó, no sólo grandes deudas a sus proveedores y subcontratas, sino que también provocó la ‘congelación’ de los miles de euros adelantados por los propietarios de los hogares de Buniel. Ante esta situación, los damnificados trataron de recuperar su dinero. Algunos tenían seguro y a otros los avaló Caja Madrid. Sin embargo, muchos carecían de garantías para hacerse con lo suyo, por lo que no dudaron en recurrir a los bufetes de abogados.

La salida del concurso

Lo cierto es que tres años después, siguen siendo muchos los propietarios que, como Pilar, continúan sin recuperar lo que les pertenece. De este modo, la situación continúa igual después de que Martinsa-Fadesa superara el pasado mes de marzo el concurso de acreedores, que se ha convertido en el mayor de la historia empresarial española. Así, no se cumplen las expectativas por las que se estimaba que, tras ello, los damnificados podrían empezar a cobrar parte del dinero adelantado. El Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña aprobó el plan de la empresa para pagar sus 7.200 millones de deuda en un plazo de hasta diez años.

Continúa el pago de las letras...

Tras varias sentencias contradictorias, la Audiencia Provincial sentó jurisprudencia este año. Así, obliga a los propietarios de las viviendas de Buniel a seguir pagando las letras a los bancos. Estos se las compraron a Martinsa-Fadesa en 2007, un año antes de que la firma presentara concurso de acreedores. De este modo, se estima que estos no adquirieron las letras a sabiendas, en perjuicio del comprador, de modo que no se puede atribuir a las entidades financieras el incumplimiento del contrato de compraventa.

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