Los vecinos de Francisco Salinas avivan sus quejas

C. V. / Burgos

Los vecinos de los portales 17 y 19 de la calle Francisco Salinas están dispuestos a que sus protestas no caigan en saco roto y por ello han vuelto a sacar a la calle una pancarta explicativa para quejarse de las grietas que amenazan a estos edificios. A pesar de que ya colgaba desde su ventana una imagen similar desde hace semanas, ahora han decidido que los viandantes y turismos que circulen por este vial deben conocer sus problemas.

En definitiva, una llamada de atención al Consistorio antes de que los residentes en estos inmuebles soliciten, ya en septiembre, un encuentro con la edil responsable de la Sociedad de Aguas, Carolina Blasco. La concejal popular asegura que el informe de los técnicos de esta empresa pública -antes Servicio Municipalizado de Aguas- concluye que la responsabilidad no es suya ya que «la tubería no puede ser la que ha generado la avería», matiza Blasco.

Mientras tanto, los vecinos aseguran que no han recibido ninguna información formal al respecto por parte del Consistorio, aunque parecen dispuestos a demostrar que los males que atribuyeron en un primero momento a la construcción de un edificio colindante «son una o varias fugas de agua de la tubería que discurre frente a su casa». Están tan convencidos de ello que no descartan optar por la vía judicial si el Ayuntamiento «no pone remedio» a sus problemas ni ofrece una respuesta favorable a sus reclamaciones.

La historia comenzó hace prácticamente un año, y es que, fue en septiembre de 2010 cuando detectaron las primeras grietas. En enero de este año localizaron la causa de sus males y, una vez que se pusieron en contacto con un estudio de arquitectura que confirmó sus sospechas, se dirigieron al Consistorio sin obtener respuesta alguna por su parte.

Este periódico contactó hace semanas con fuentes de Aguas de Burgos y ya confirmaban que tenían conocimiento de este asunto y que habían iniciado un expediente, que estaba en manos del seguro. En la actualidad, este informe -que aún desconocen oficialmente los propios afectados- ha ralentizado un proceso con el que los vecinos pretenden poner fin a los problemas que surgieron hace un año.