Los fallecidos en accidente entre julio y agosto bajan un 60% respecto al año 2010

M. R. / Burgos

La mortalidad en las carreteras durante este verano ha regresado a los niveles de 2009, después del fatídico estío de 2010, en el que 15 personas dejaron la vida en las carreteras de la provincia entre el 1 de julio y el 31 de agosto. Durante este mismo periodo de 2011, han sido seis las víctimas mortales en los cinco accidentes mortales registrados entre julio y agosto.

Por meses, agosto ha sido el que más siniestros registró de los dos, ya que cinco de los seis fallecidos se produjeron este mes. En julio, sólo se registró una muerte, la de una mujer que falleció atropellada en la autovía A-62, a la altura del término municipal de Villaldemiro. De hecho, en este periodo se ha producido una segunda muerte por atropello. En este caso, un coche arrollaba a una mujer cuando cruzaba por la travesía de la N-232 a su paso por La Parte de Bureba. El conductor del vehículo se dio a la fuga.

A pesar de que la mortalidad en las carreteras de la provincia ha descendido más de la mitad este verano, lo que no cambia es la peligrosidad de algunas vías. Y de manera especial, en la carretera N-I, que ha sido escenario de dos accidentes mortales con el resultado de tres fallecidos. El primero de estos siniestros se registró el 2 de agosto, cuando un turismo y un camión colisionaban frontalmente a la altura de Miranda. La conductora del coche, M.V.D.G., de 47 años, fallecía. El segundo accidente mortal en la N-I se producía apenas dos días después. Dos camiones chocaban frontalmente a la altura de Briviesca. Los dos ocupantes de uno de los vehículos fallecían y el conductor del otro camión resultaba herido.

Estas muertes volvían a provocar la indignación de vecinos de los pueblos de la zona de influencia de esta carretera, cansados de que no se adopten soluciones que mejoren la seguridad del tráfico en este corredor entre Burgos y Miranda. El pasado 11 de agosto, más de 200 personas se manifestaban cerca de Quintanapalla para recordar que han sido más de 240 los fallecidos en esta carretera en los últimos 20 años.

Los manifestantes reclamaban la ejecución de las obras de mejora y que se reinicien los trabajos paralizados. Del mismo modo solicitaban que se disminuya la intensidad de tráfico y que se derive al transporte pesado por la autopista la AP-1.

De hecho, su reclamación en este punto pasa por la liberalización de la autopista, cuyo contrato de concesión termina en 2018. Precisamente, en la autopista de peaje se registraba un aparatoso accidente que pudo tener unas consecuencias más trágicas. Una persona fallecía calcinada y otras seis resultaban heridas en el choque de una furgoneta, que transportaba un turismo en un remolque, y otro vehículo.