El aumento de matrículas en Educación y Derecho obliga a reorganizar los recursos

L. B. / Burgos

A falta de un par de días para conocer los datos definitivos de nuevos matriculados en la Universidad de Burgos, la previsión es que, en términos generales, se mantenga la cifra alcanzada el año pasado. Y así será a pesar del descenso de alumnos que han optado por iniciar un grado en la Escuela Politécnica, que sufre los estragos del desplome del sector de la construcción. Al rescate llegan carreras tradicionalmente menos demandadas, tales como las relacionadas con la Educación o Derecho. Este último caso es particularmente ilustrativo del vuelco registrado, pasando de medio centenar de nuevos inscritos en el curso 2009 a los más de 100 que poblarán las clases de primero este año.

Aunque institucionalmente el balance sea «positivo», como consideró ayer el vicerrector de Estudiantes y Extensión Universitaria, René Payo, para los responsables de organizar las clases, la situación se torna problemática y les obliga a reestructurar los recursos disponibles para que la respuesta docente esté a la altura sin que las cuentas de la institución se resientan.

El decano de la Facultad de Humanidades y Educación, Ignacio Fernández Mata, añade al incremento de las nuevas matrículas, el mantenimiento de las viejas titulaciones en extinción como 'agravante'. En el caso del centro que dirige, esta coyuntura supone impartir clases de 24 títulos diferentes este año. «Nos exige optimizar al máximo el espacio ya que además hay cursos que por su número de alumnos deben dividirse en grupos. Hemos logrado cuadrarlo todo con ajustes», indica. De hecho, un grupo de Infantil ocupará un aula de la Facultad de Derecho, algo que «por otra parte responde a la lógica de cualquier universidad y a la colaboración entre centros próximos sin que suponga un trastorno», añade Fernández.

Además, la Universidad de la Experiencia, que tradicionalmente tenía su espacio en Humanidades se trasladará este curso a Económicas «en aras de reservar el máximo espacio a la docencia reglada».

Actualmente la Facultad de Humanidades supera los 2.600 alumnos, de los que casi 700 son nuevos.

Preguntado por la necesidad de ampliar las instalaciones, el decano de Humanidades y Educación recuerda la alargada sombra de la crisis económica y reconoce que el «pico» registrado en la actualidad «no se prolongará en el tiempo» y la situación «volverá a la normalidad».

Lo mismo opina el decano de la Facultad de Derecho, Amable Corcuera, que vela por la formación de más de 500 alumnos. Ya el año pasado se sorprendía con el número de matriculados en el grado de Derecho, el doble de los 50 que solían iniciar esta carrera en años anteriores. «Tuvimos que realizar los ajustes sobre la marcha en el primer mes del curso», explica. Tras intentar sin éxito habilitar para el presente curso un numerus clausus, es decir, una cantidad máxima de 90 nuevos alumnos, solo les quedó esperar a ver qué ocurría.

A falta de que se cierre el plazo superan los 110. «Lo necesario sería desdoblar las clases pero no hay recursos para todo. Hemos decidido hacer dos grupos para las prácticas, aunque si nos atenemos al reglamento podríamos hacer incluso tres. La teoría se impartirá a más de cien alumnos. No es aconsejable pero no queda más remedio», detalla.

De mantenerse la tendencia, y con ello van a contar en vista de los datos de estos dos últimos cursos, solicitarán aumentar la plantilla «aunque el momento no es el más adecuado», reconoce Corcuera.

Al menos por ahora no tienen problemas de espacio. De momento solo han tenido que trasladar las clases del grado de Derecho del aulario de Levante al de Poniente porque allí ya no cabían al estar concebido para grupos reducidos. «Este cambio también exige a los profesores adaptar su sistema de enseñanza», apostilla.

Tanto ha crecido la demanda del grado de Derecho, que ayer ya ocupaba el cuarto lugar en el ránking de titulaciones más solicitadas, superando a las técnicas y por detrás de Educación Primaria, Infantil y Administración y Dirección de Empresas.