El Correo de Burgos

104 empresas en concurso de acreedores adeudan al Ayuntamiento 2,6 millones de euros

En lo que va de año sólo se han cobrado 80.927 euros por cuatro procedimientos de este tipo l El Consistorio no está entre los grupos con prioridad para cobrar estas deudas

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Burgos

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J. MAIQUES

Es como una metástasis. Se manifiesta en un órgano y luego se extiende a otros sanos. Algo así es lo que sucede con los concursos de acreedores, uno de los efectos más demoledores de la crisis, y en el que siempre que se participa, se hace para perder. Eso lo saben bien en el Ayuntamiento de Burgos ya que, ahora mismo, tiene abiertos hasta 104 procedimientos de este tipo por el que, otras tantas empresas de todo el territorio nacional, le adeudan 2.614.338 euros.

Con este panorama, la única alternativa que tiene la Concejalía de Hacienda es la de esperar y encomendarse a la diosa Fortuna para poder cobrar. Entre otras cosas, porque los ayuntamientos, entre ellos el de Burgos, no están precisamente entre el grupo de privilegiados que tienen prioridad a la hora de recibir lo que se les adeuda.

Así, la Ley Concursal establece que, en lo que antiguamente se denominaba como suspensión de pagos, los primeros en cobrar tienen que ser los acreedores con garantía hipotecaria. Los siguientes, dentro todos ellos del mismo grupo, son los trabajadores, Hacienda y la Seguridad Social; y luego ya vienen los acreedores ordinarios, en donde se incluye a la administración local. Por detrás de ellos, estarían las empresas que pertenecen al mismo grupo y, en último término, los accionistas.

Con todo esto, y tal y como explica el máximo responsable de la Concejalía de Hacienda, Salvador de Foronda, es imposible predecir lo que el Ayuntamiento va a poder cobrar de esos 2,6 millones. Primero, porque cada deuda de una empresa es un mundo, y segundo porque de esta tarea se encarga un administrador concursal que es el que establece los criterios y ordena las prioridades. Eso sí, en lo que va de año, el Consistorio sólo ha cobrado 80.927 euros de cuatro expedientes que sí han finalizado y que sí han llegado a este punto del proceso con fondos.

Pero, ¿son muchos los procedimientos concursales en los que está inmerso el Ayuntamiento? El concejal de Hacienda sostiene que el número de casos, aunque puede ser lo normal en estos momentos, es «una barbaridad». Y recuerda que desde el año 2000 el Consistorio se ha tenido que enfrentar a 600. En unos se consigue cobrar una parte y en otros, por el contrario, el procedimiento llega ya sin fondos.

En el caso del Ayuntamiento, no en el de otros negocios que también reclaman el pago de lo que le deben, las deudas de la empresas que han paralizado sus pagos se deben, en exclusiva, a tributos municipales. Así, por ejemplo, puede darse el caso de que una empresa con una promoción de viviendas sin vender no haya pagado ni el IBI (domicilios, garajes y trasteros) ni las basuras y que, si a esto le añade que cuenta con un número importante de edificaciones y que acumula varias anualidades sin pagar, puede llegar a sumar un débito importante con la administración.

Otra fórmula que también se emplea en algunas ocasiones es el de las quitas, tal y como señala el edil. Un procedimiento en el que el administrador concursal habla con los acreedores para establecer un porcentaje de cobro y, si hay unanimidad entre todos, se cierra con un acuerdo. Dicho de otra manera, que los acreedores acuerdan recibir, por ejemplo, el 50% de lo que se les debe y se conforman con percibir el resto de la deuda. Eso sí, si un solo acreedor se opone, automáticamente no hay acuerdo.

Una solución mixta, como la que tiene en este momento el Ayuntamiento con Tebycon, es la de realizar una compensación de crédito. En este caso concreto, la Concejalía de Hacienda quiere compensar 126.716 euros que la administración tiene que cobrar de la empresa, con otros tantos que el Consistorio tiene pendiente con la constructora, tal y como señala Foronda.

Del mismo modo, también cabe indicar que un concurso de acreedores no siempre quiere decir que la empresa este en quiebra. Sencillamente, está pasando por un procedimiento financiero dificultoso que puede derivar, por ejemplo, de que otros negocios no le hayan pagado a la empresa que está en concurso lo que le adeudan. Es, por tanto, en estos casos, donde hay más facilidades y esperanzas para poder cobrar.

El ladrillo, lo que peor pinta

En cualquier caso, y aunque es difícil saber cuánto se va a cobrar de esa de deuda de 2,6 millones de euros, el concejal da Hacienda, apoyado en lo que dicen los técnicos municipales, señala que «se prevé que al menos en los concursos de acreedores del sector inmobiliario, y de la propia industria auxiliar, no haya un futuro positivo para los acreedores». Lo que es lo mismo, que va a ser difícil cobrar de ahí.

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