El Correo de Burgos

Servicios Sociales detecta entre 2 y 5 síndromes de Diógenes cada año

Este trastorno del comportamiento afecta a personas mayores que viven solas. El registro municipal suma una docena de intervenciones

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Burgos

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L. B. / Burgos

Personas mayores que viven solas, aisladas, y que acumulan compulsivamente gran cantidad de objetos, buena parte inservibles, que recogen incluso de contenedores de basuras. A tal descripción responden los afectados 'tipo' de síndrome de Diógenes, tan poco frecuente como llamativo, principalmente por la visión que, una vez localizadas, suelen ofrecer las viviendas de quienes padecen este trastorno del comportamiento, un 3% de la población con más de 65 años.

El área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Burgos detecta entre dos y cinco casos al año. En total, desde que se definió como tal este problema y el modelo de intervención, se han registrado «una docena de casos, cada cual más espectacular», precisa la responsable, Ana Lopidana. Actualmente, de hecho, «está abierto un expediente y en estudio para determinar si se trata de una persona con Síndrome de Diógenes y actuar en consecuencia», señala la concejal.

Las zonas de la ciudad en las que se han ubicado estas situaciones son diversas, desde el casco histórico -Santa Águeda, San Francisco, Las Escuelas o Diego Laínez- a puntos más alejados, como San Juan de los Lagos y el barrio San Pedro de la Fuente, o periféricos, en la barriada Yagüe o la carretera Poza.

Más allá de las repercusiones directas en la salud de la personas que muestran esta conducta, el Síndrome de Diógenes «ocasiona graves problemas de insalubridad en la propia vivienda y en el entorno y aumenta el riesgo de accidentes y de incendios», señalan desde Servicios Sociales.

El diagnóstico de este trastorno corresponde únicamente a los psiquiatras. Con todo, su detección requiere con frecuencia la intervención de profesionales de los Centros de Acción Social (CEAS). «Además de recursos propios, en la mayoría de los casos estos trabajadores deben solicitar la participación de otros servicios, principalmente sanitarios y judiciales», señalan desde el Ayuntamiento.

La voz de alerta suele llegar del entorno más inmediato. En Burgos, «lo más frecuente es que sean los propios vecinos los que avisen, preocupados por la situación de riesgo de la persona afectada y por los problemas que ocasiona, incluidos malos olores», explica la edil responsable de Servicios Sociales.

En otras ocasiones son los mismo familiares, desbordados, los que piden ayuda. «También la Policía Local ha derivado algún caso con el que se topa al responder a alguna llamada», añade.

Establecer confianza

Una vez confirmado el diagnóstico el siguiente paso es «acceder a la persona, buscar su colaboración y establecer confianza», algo que precisa visitas domiciliarias.

En muchas ocasiones este proceso no da el resultado deseado y la persona rechaza la ayuda.

«Cuando hay indicadores de que la persona no tiene capacidad para cuidar de sí misma y se observan riesgos el caso se pone en conocimiento de la Fiscalía para que se inicie el procedimiento de incapacitación», explican desde Servicios Sociales.

En algunas ocasiones se promueve el ingreso en centros sanitarios o residenciales.

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