El Ayuntamiento pedirá el crédito ICO por el importe máximo que le permita Rajoy

J. MAIQUES / Burgos

El equipo de Gobierno estará muy atento hoy a lo que diga el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, tras la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. Porque será hoy o, a más tardar, dentro una semana exactamente (estas comisiones se celebran los jueves), cuando anunciará la nueva línea de crédito ICO que se abrirá para que los ayuntamientos puedan hacer frente al pago de facturas atrasadas con proveedores. Y a diferencia de cuando se abrió la primera convocatoria, en la que el Ayuntamiento de Burgos pidió 3.399.494 euros de los más de 7 a los que podía tener acceso, en esta ocasión solicitará «el máximo» que permita el Gobierno, tal y como avanzó ayer el concejal de Hacienda, Salvador de Foronda.

Si no vital, la 'generosidad' del Gobierno con esta nueva línea del Instituto de Crédito Oficial sí parece importante ya que permitirá al equipo de Gobierno aliviar el susto que le dio el Consejo de Ministros cuando, el pasado 30 de diciembre, prohibió el acceso al crédito a aquellos ayuntamientos con una deuda viva superior al 75% de sus ingresos. Y más aún, después de que haya conocido que mantiene una deuda con proveedores que alcanza los 56 millones de euros (también es cierto que le deben otros 34).

Así las cosas, la importancia de este crédito radica en que el Ayuntamiento, aunque de una forma bien distinta a como lo tenía planificado hace un par de meses, tendrá acceso a un crédito que antes tenía prohibido. Eso sí, el Gobierno es quien pone las condiciones y, en éstas, obliga a que ese dinero vaya destinado a los proveedores que, entre otras cosas, podrán pagar a sus trabajadores y conseguir liquidez. El problema, que el interés es de un elevadísimo 6,5%. Pero, o se acepta esto, o nada.

Entonces, si es importante este crédito, ¿por qué no se solicitó el máximo permitido cuando el año pasado se abrió la primera convocatoria? Existen varias razones para explicar porqué el Consistorio perdió una oportunidad de la que ahora, aunque no suponga un descalabro, podría arrepentirse. Por un lado, se argumentó que se pidió el préstamo por todas aquellas facturas que se habían justificado desde los distintos departamentos municipales; por otro, se consideraba el interés demasiado elevado y por último, se pensaba que la prohibición de acceso al crédito no se iba a prorrogar en 2012. Prueba de esto último es que se elaboró el Presupuesto para este año con un crédito de 17 millones de euros que serviría para pagar, entre otras cosas, el Burgos Arena.

Por otro lado, el hecho de que el equipo de Gobierno vaya a conseguir un crédito ICO no significa que el Ayuntamiento vaya a disponer de más dinero para emplearlo en otros asuntos. Y es que, la línea que se abra, por grande que sea, no será suficiente para acabar con toda la deuda que el Consistorio tiene contraída con los proveedores. Eso, salvo que le permitan solicitar el doble de lo que le permitieron en la anterior convocatoria. Porque son precisamente esos 14 millones, la diferencia entre lo que el Consistorio debe y lo que le adeudan a él.

Y aún en el supuesto de que esta línea de crédito duplicara a la anterior, habrá que confiar en que el Ayuntamiento ingrese en las arcas municipales todo lo que se le adeuda. Porque cada céntimo que deje de percibir, será también un céntimo que no podrá abonar (también es cierto que hay dinero en caja).

Pero también hay otra forma de ver la botella medio llena. Y eso tiene mucho que ver con el Plan de Austeridad que ha puesto en marcha el alcalde, Javier Lacalle, desde que tomara posesión al frente del Ayuntamiento y que está intensificando el nuevo concejal de Hacienda, Salvador de Foronda, en los últimos meses. Un plan de choque que pasa, entre otras cosas, por la disminución de gastos, por un control escrupuloso de los ingresos (atacar la morosidad) y por idear nuevas fórmulas para que entre más dinero en las arcas municipales. De este éxito dependerá la salud del Ayuntamiento.