El Correo de Burgos

El ruido de patines y rezos llegan hasta el Procurador Común

Un concejal insiste que le comuniquen formalmente cuándo hay Pleno

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Burgos

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MARTA CASADO / Burgos

Indignarse es algo que va muy con los tiempos. Muchos eligen las plazas para protestar. Otros hartos de tanta impunidad acuden a los tribunales. Los hay que quieren manifestar su descontento de forma escrita pero sin necesidad de realizar dispendios. Muchos perciben que la queja si es por escrito y se hace llegar a la otra parte a través del Procurador del Común de Castilla y León, al menos queda constancia de su malestar. Esta especie de defensor de todos ante las administraciones es Javier Amoedo y su oficina tiene sede en León. Ante él todos se desahogan. Existen problemas serios pero otros son nimiedades que pasan a cuestiones que rozan la hilaridad porque en esto de la queja también hay profesionales. Algunos conflictos son de lo más sui géneris pero generalmente responden al hartazgo ya sea de una familia o una persona concreta o de un colectivo.

Entre los segundos los vecinos de Virgen del Manzano hartos de la presencia de patinadores y ciclistas que «realizaban todo tipo de acrobacias extendiendo sus prácticas al parque adyacente y a un pequeño escenario y escaleras y rampas y áreas peatonales de la zona». Una ocupación del espacio que se ha dado desde hace varias décadas. Según la queja, «ponía en peligro la integridad física de las personas que por allí paseaban con los perjuicios del ruido y la suciedad». La queja tuvo eco y el Procurador del Común instó al Ayuntamiento de Burgos a «tomar las medidas pertinentes para prohibir o limitar la utilización de zonas peatonales como parque de acrobacias». Establece que se deben «adoptar medidas de control y seguimiento» y «facilitar el acceso de los jóvenes a los recintos adecuados a esta práctica deportiva valorando crear nuevas zonas caso de ser demandadas». Pero, ¿cómo luchar contra la costumbre?

En otra ocasión, los burgaleses hicieron uso de las quejas al Procurador del Común sobre el ruido excesivo generado en el culto religiodo que se practica en un local situado en los bajos de un inmueble de viviendas. El fervor religioso era tal que habían generado denuncias por parte de los vecinos a la Policía Local y a la Administración municipal. La administración local inspeccionó el lugar y pidió que bajaran el volumen ya que este debe someterse, sin menoscabar el derecho a vivir la fe con total libertad, a los límites de ruido existentes en un área de viviendas. El informe del Procurador exigía al Ayuntamiento «garantizar el cumplimiento de la legalidad de ruido» pero no contestó a la resolución.

Aranda de Duero también recibió su previa petición por parte de este organismo por el mal estado en el que se encontraba el patio de un colegio donde la valla era tan pequeña que los chavales podían saltarla desde unos árboles. Y que como juegos tenían unas neumáticos en el patio. La institución pidió que «se proceda a la retirada de neumáticos en el patio y que se haga seguimiento periódico de conservación del centro y llevar a cabo obras». La suciedad de un espacio público también obligó a unos ciudadanos a quejarse por la limpieza y el servicio de guías del Palacio de Avellaneda en Peñaranda de Duero. Al respecto el procurador instó a la Consejería de Cultura y Turismo a que «comprobara el cumplimiento del contrato de servicios» y que «solicitara a la empresa adjudicataria los Contratos de los Guías Turísticos encargados del servicio de visitas».

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