Blasco encarga un diagnóstico sobre La Quinta para decidir su futuro

J. MAIQUES / Burgos

La actuación que aspiró a convertir el parque de La Quinta (entre la plaza Santa Teresa y la autovía) en un jardín botánico con una representación de todas las especies vegetales de la provincia bien merece, a juicio del equipo de Gobierno, que se le dé una vuelta. Bien porque no ha sido lo que se esperaba, porque no se ha entendido su esencia o porque no ha tenido un mantenimiento óptimo que ha dejado este espacio, al menos para los profanos en la materia, como un lugar con un aspecto descuidado.

Por todo ello, la concejal de Medio Ambiente, Carolina Blasco, señaló ayer que el Ayuntamiento realizará «un diagnóstico» del lugar para decidir «hacia dónde se quiere ir» y así determinar qué es lo que se va a hacer para lavarle la cara. Y esas conclusiones, añadió la edil, se espera que puedan estar listas para «después de verano».

Lo que está claro, tal y como confirmó la edil, es que hay que olvidarse del proyecto que contemplaba una inversión en el parque de entre 4 y 5 millones de euros. Sobra decir que porque las limitaciones económicas impiden realizar un desembolso de esta envergadura y porque el momento, tanto en el corto como en el medio plazo, obliga a priorizar. Lo que no quiere decir, por otra parte, que no se intente cumplir con el compromiso adquirido en el programa electoral del Partido Popular y realizar una actuación en superficie que sirva para regenerar la zona. Porque las obras invisibles (canalizaciones, sistema de riego...) son las que encarecen el proyecto y se tienen que dejar aparcadas. A cambio, habrá que incidir en el mantenimiento y obligarse a que el cuidado de este lugar sea permanente. Algo que, como se puede apreciar en un paseo sobre el terreno, ahora no sucede.

Así las cosas, las opciones que se abrirán a partir de ese diagnóstico de situación obligarán a decidir «si se quiere un parque más disfrutable o más forestal», diferenció Blasco.

En el primero de los casos, la solución pasaría por la búsqueda de «espacios más abiertos y claros» en el que no se acumulen tantas especies juntas y se apueste, al menos en una porción del parque, por zonas ajardinadas. Y si se quiere apostar por la segunda opción, habría que pensar seriamente si se está dispuesto a eliminar algunos árboles de la zona más próxima al río. Entre otras cosas, porque son los que «impiden que la luz penetre en algunos lugares del parque» y, por tanto, «dificultan el desarrollo» normal de algunas de las especies.

En cualquier caso, sea cual sea la decisión que adopte el equipo de Gobierno municipal, lo cierto es que la actuación sobre La Quinta no será cuestión de meses. Será un arreglo paulatino y progresivo, fruto de un mantenimiento dirigido, que no dará un resultado más o menos definitivo «hasta dentro de dos, tres o cuatro años», estimó la concejal.

Sobre el desembolso económico y los plazos, será el resultado de ese diagnóstico el que permitirá empezar aventurar algunas cifras orientativas. Y en función de que se opte por una solución u otra, se podrá empezar a pensar en el momento para empezar a intervenir en la zona.

Del mismo modo, la disponibilidad presupuestaria para el ejercicio 2013, independientemente de que se opte por una actuación más modesta, también dará pistas de hasta dónde se quiere llegar. Aunque, tal y como recordó la edil, lo más importante será cómo se realiza el mantenimiento. Y aunque parece que se encargaría de ello Parques y Jardines, quizá se opte por buscar a otra empresa.