De la austeridad han nacido los proyectos de mayor recorrido

R. G. U. / Burgos

Tal día como hoy hace un año los 27 miembros de la Corporación municipal tomaron posesión de sus cargos de concejal en una sesión plenaria en la que resultó elegido como nuevo alcalde de Burgos Javier Lacalle, cuyo discurso de investidura ya mencionaba la que será la palabra clave de su mandato: austeridad. Este concepto ha obligado al alcalde a pasar de una política basada en las obras, grandes y pequeñas, a la reflexión, las nuevas iniciativas y los proyectos de  futuro, mientras por otro lado aplicaba la tijera al gasto municipal.

Probablemente no imaginaba Lacalle hasta qué punto habría de apretarse el cinturón para reconducir la situación financiera municipal, renunciando, incluso, al proyecto estrella de su programa electoral en el plano de las infraestructuras: el pabellón arena.

Pero no hay mal que por bien no venga y al esfumarse la posibilidad de desembolsar varias decenas de millones de euros en ese proyecto, se ha potenciado una línea de trabajo de mayor profundidad estratégica y visión de futuro centrada en la renovación de la imagen de Burgos, modernizándola para que refleje el dinamismo socioeconómico de la ciudad y su promoción como centro de atracción de turistas y de inversores, entre otros. La entrada en vía muerta del Burgos Arena ha evitado distraer la atención y los recursos municipales de proyectos que tienen mayor proyección exterior como es la ampliación de la declaración de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad a la que el propio Lacalle se refirió en su discurso de investidura.Sigue en la edición impresa