El Correo de Burgos

RECINTO FERIAL DE LA MILANERA / Deterioro de las instalaciones

Un paraíso para el vandalismo

Las ruinosas instalaciones de La Milanera, clausuradas desde hace once meses, reciben la visita de inquilinos pese al peligro que representan para su seguridad

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Burgos

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J. MAIQUES / Burgos

Han pasado once meses desde que un informe técnico municipal alertara del mal estado del antiguo ferial de La Milanera y avisara de la peligrosidad que entrañaba la celebración de cualquier actividad en este espacio. Un documento que provocó la reacción inmediata del equipo de Gobierno prohibiendo a los ganaderos celebrar su tradicional mercado de los martes y trasladándolos a la plaza de toros de El Plantío. Pues bien, sin que haya transcurrido un año desde esta decisión, las ruinosas instalaciones presentan un aspecto de deterioro y suciedad que bien parece que haya transcurrido una eternidad desde su abandono. Y lo que es más serio, representa un importante peligro para los inquilinos que, con cierto hábito, 'se cuelan' en el lugar.

Si bien es cierto que el Ayuntamiento colocó un vallado perimetral para impedir el acceso al inmueble, hasta el día de ayer, en la práctica, no existía ningún obstáculo para penetrar en el mismo a través de un agujero en la misma que permite el paso. Lo que, de alguna manera, ha sido interpretado por algunos ciudadanos, inconscientes del peligro del edificio, como una invitación en toda regla para, sin ir más lejos, celebrar allí su propia fiesta privada.

Porque si hay algo que es palpable en una visita por el interior del ferial es que en el lugar ha habido inquilinos hasta hace muy poco tiempo. Los restos de bebidas alcohólicas dan buena cuenta de que, muy probablemente, La Milanera ha sido el lugar escogido para alguna que otra juerga nocturna. De igual modo que una hilera de sprays son la huella de algún grafitero que ha dejado su obra de arte sin terminar y que avisa de su intención de regresar a por sus aerosoles y rematar la faena. También, como se puede apreciar en una de las fotografías que acompaña esta información, se han preocupado de dejar algún que otro mensaje poco amistoso a las autoridades.

Más sorprendente es encontrarse con un camión de juguete o una muñeca en un espacio en el que se pueden ver objetos en desuso como las estrellas que antaño iluminaron el centro de la ciudad durante las fiestas de Navidad o las que han promocionado campañas comerciales. Un lugar al que se accede por un sendero que ha quedado marcado por el tránsito continuo de personas y donde los únicos cristales que no se han desprendido aún se afilan como cuchillas y amenazan con poder dar algún susto. Porque una vez superada la valla, el acceso al inmueble se puede hacer por la infinidad de puertas que permanecen abiertas.

El concejal de Patrimonio, Eduardo Villanueva, una vez conocido que hay personas que acceden al interior del inmueble, dio aviso ayer a la Policía Local para que se inspeccionara el lugar. Hasta allí se desplazaron dos patrullas que procedieron a clausurarlo tras comprobar que no existían obstáculos para penetrar en el inmueble y que, en ese momento, no había inquilinos dentro. No obstante, indicó que los agentes hacen «rondas periódicas por la zona» y añadió que «se intensificará la vigilancia y se colocarán carteles avisando de la prohibición de acceder al interior».

Y es que, aunque tarde o temprano se deberá demoler el inmueble (el Plan General de Ordenación Urbana planea la construcción de viviendas en este espacio), el Ayuntamiento no tiene esta actuación entre sus planes inmediatos. Entre otras cosas, porque, tal y como calcula el edil, su demolición cuesta «cientos de miles de euros» y las arcas municipales no están para demasiadas alegrías.

Por tanto, todo indica que las instalaciones de La Milanera estarán ahí durante bastante tiempo. Y quien sabe si donde se cerró ayer el agujero puede aparecer otro.

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