Burgos, laboratorio de medición de entornos urbanos sostenibles

MARTA CASADO / Burgos

Contaminar más de la cuenta empieza a ser una pesada factura. En 2011 España fue el segundo país del mundo en compra de créditos de carbono, un 'aval' económico que permite comprar derechos de emisiones a quien contamina más de lo que acordó en el Protocolo de Kioto. Burgos no es una excepción. Es la provincia de Castilla y León que más créditos de emisión de CO2 tiene asignados. «Es la que más ha tenido que pagar porque es la provincia más industrializada» apuntó al respecto el técnico forestal de Euroservicios y Obras Forestales (Eurofor), Ismael Mediavilla, durante la presentación del proyecto Los ecosistemas urbanos como sumideros de CO2.

Se trata un proyecto pionero en España que utiliza Burgos, una capital industrial de término medio con fuertes espacios forestales, para medir la capacidad de jardines y entornos verdes urbanos de absorber gases de efecto invernadero y, por tanto, reducir la contaminación que genera. «Es dificil que una ciudad absorba la cantidad de CO2 que emite, pero sí se puede mitigar con una gestión sostenible de esos espacios verdes». De esta manera con este proyecto, confinanciado por los Fondos FEDER y Cajacírculo-Caja3, técnicos forestales de Eurofores e investigadores de la universidad escocesa de Saint Andrews y la UBU han elegido Burgos para definir los sistemas de captación de CO2 que suelen realizarse en zonas boscosas pero que por primera vez en España se aplican a los entornos urbanos.

El proyecto ha cerrado su primera fase de medición. En concreto se han realizado análisis de la cartografía de Burgos vía satélite unido a los diferentes usos del suelo que permiten definir las áreas claves para el estudio. Después se han realizado las muestras en dos conceptos. En suelo «se han analizado más de 250 puntos con cuatro muestras diferentes en parcelas de 25x25 para conocer la capacidad de absorción del suelo urbano de Burgos», resume la técnico forestal de Eurofor, Eukene Fernández. Junto a estas muestras se han analizado más de 3.000 árboles. El objetivo es «obtener una metodología que te permita saber qué es necesario estudiar para obtener estos objetivos de absorción de CO2 que, después, se pueda trasladar a la gestión de parques y jardines de Burgos y de otras ciudades», concluye Fernández. Es un primer paso. «Tras obtener las muestras ahora tenemos que analizar variables, los ciclos de carbono, la capacidad de los árboles de retención térmica en edificios, etc».

Los primeros datos determinan que el suelo urbano de Burgos es «capaz de almacenar tanto o más carbono orgánico por metro cuadrado que, por ejemplo, el suelo de los bosques tropicales». De ahí que la zona urbana «hay más carbono almacenado por metro cuadrado que en la periurbana», concluye el informe. En cuanto al mapa de vegetación ornamental está dividido en zona urbana con gran presencia del chopo, el Plátano común y el Ciruelo rojo; y la zona suburbana donde dominan la vegetación el Pino silvestre, el Pino laricio y el Olmo común. Estudiar su impacto en la absorción de agentes contaminantes permitiría elaborar un mapa de fijación que permitiría adaptar las especies vegetales adaptadas a un espacio urbano con mayor rendimiento ecológico. Una segunda fase que aún está por escribir.