El mercadillo se hace un hueco en su nuevo barrio

L. B. / Burgos

'Cerca de ti' rezaban las bolsas ecológicas de color naranja que salpicaron ayer el corazón del barrio de San Pedro de la Fuente. Colgaban de los puestos repartidos por la plaza de la Cecina y la confluencia entre las calles San Zadornil, Villalón y Enrique III. Avisaban a los paseantes -algunos decididos a comprar, otros solo a pasar revista- de una intención.

Porque desde ayer, día de estreno, los vendedores ambulantes de Burgos estarán cada semana más cerca de los vecinos de la zona en la que, de la mano del Ayuntamiento, abrían por primera vez su espacio comercial móvil, el mismo que hoy como cada domingo estará en los aledaños de El Plantío, los miércoles en el parque de los Poetas y los viernes en el paseo de El Empecinado. De recordar dónde y cuándo instalan los puestos se encargaban precisamente las citadas bolsas, con las que obsequiaron a los primeros clientes de su nuevo barrio.

Como esperaban, la acogida fue tibia. «Suele ocurrir, ya lo hemos visto en otras zonas. Los primeros días cuesta atraer a la gente, los vecinos tienen que acostumbrarse», explicaba el presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes, Enrique Jiménez, satisfecho por contar al fin con una jornada más de mercadillo en la ciudad.

«Tal y como están las cosas tenemos que estar agradecidos porque  un mercado aquí nos evita tener que salir fuera y ayuda a reducir el gasto», añade, animado y seguro de que en pocas semanas este nuevo enclave será un hervidero.

Lo serán entonces por extensión, auguraba Jiménez, los bares del entorno. A la experiencia acumulada en otros puntos de la capital burgalesa se remitía. «En el parque de los Poetas, por ejemplo, había negocios que estaban a punto de cerrar y la actividad que genera el mercadillo les dio oxígeno», apuntaba.

Hasta 135 puestos tratarán de dar esa vida 'extra' a las mañanas de los sábados en San Pedro de la Fuente. Algunos faltaron ayer a la cita. Incidencias administrativas con los permisos y algún compromiso en Ezcaray y Medina de Pomar dejaban a la vista las marcas que delimitaban sus puestos. El 20 de octubre podrán ocuparlos y probar suerte con una clientela 'dura de roer' a golpe de crisis. «Todos notamos sus consecuencias. Nosotros vemos caer las ventas, pero confiamos en salir adelante y esta nueva cita con los burgaleses es un paso importante», apostillaba Jiménez.