La jornada transcurre con incidentes leves y esporádicos

J. MAIQUES / Burgos

La jornada de protesta contra los recortes del Gobierno transcurrió, en líneas generales, sin incidentes graves, sin que hubiera que lamentar ningún herido y sin ningún detenido. El único suceso reseñable se produjo a las cinco de la mañana en las inmediaciones de la factoría Bridgestone, en donde fue necesaria la intervención de agentes antidisturbios por el encendido de algún cohete que desembocó en una carga policial. A esto le siguió el lanzamiento de algún objeto pesado por parte del piquete, integrado por alrededor de 150 personas, que impactó en uno de los vehículos que hacia guardia a las puertas de la empresa. La Policía Nacional incautó  material pirotécnico (lanzacohetes y cohetes) y algún que otro tornillo.

El otro punto que se preveía que pudiera ser conflictivo fueron las cocheras donde 'duermen' los autobuses urbanos. Ahí no hubo ningún problema, salvo que retrasaron dos horas y cuarto su salida de la carretera de Poza. Desde el Ayuntamiento, una vez que el piquete, salvo un grupo minúsculo, había abandonado el lugar a las 7.25 horas justificaron el retraso en el temor a que los vehículos, y por extensión sus ocupantes, pudieran sufrir «algún daño».

Los siete trayectos garantizados por los servicios mínimos, con destino al Hospital Universitario, debían haber salido a las 7.15 horas, pero finalmente no lo hicieron hasta las 9.30. A partir de esa hora circularon con absoluta normalidad.

El concejal de Movilidad, Esteban Rebollo, que acudió a las cocheras municipales a las seis de la mañana, explicó que había un piquete de 150 personas vigilando el cumplimiento de los servicios mínimos con contenedores volcados.

La inmensa mayoría de ellos se fueron a Bridgestone y, aunque no había mayores impedimentos para que pudieran salir, la Policía Local y la Subdelegación del Gobierno decidieron, «por prudencia y seguridad», que lo mejor era retener los vehículos en las cocheras.

Según describió Rebollo, la presencia de «piquetes incontrolados venidos del País Vasco» en lugares como la calle Vitoria o Esteban Sáez de Alvarado hicieron temer una «encerrona» y por eso se optó por la cautela.

Una versión que en nada coincidió con lo expuesto por los sindicatos que entendieron las explicaciones dadas por el Consistorio como poco menos que una paranoia. En este sentido, el secretario provincial de CC OO en Burgos, Fidel Velasco, indicó que los servicios mínimos de los autobuses «se habían pactado como nunca» y que no hubo «ningún impedimento» para que pudieran funcionar.

Por lo demás, apenas se registraron incidentes en el comercio salvo la rotura del cristal de un escaparate en El Corte Inglés de la calle La Moneda.

El subdelegado del Gobierno, José María Arribas, destacó «la normalidad de la jornada en nuestra provincia» y valoró muy positivamente «la responsabilidad y la madurez social por parte de los trabajadores que han secundado la huelga y por los que han optado por desarrollar su jornada laboral».

Por su parte, el concejal de Seguridad Ciudadana, Salvador de Foronda, coincidió con el subdelegado en destacar la «normalidad» dominante y en interpretar que el desarrollo de la huelga general, desde el punto de vista del orden, había sido más tranquilo que en la protesta del 29-M.