Los comerciantes del G-9 se dan dos meses para saber si el nuevo mercado será viable

J. MAIQUES / Burgos

El proyecto para derribar y levantar un nuevo mercado de abastos en el G-9 está en el aire. La Asociación de Comerciantes de este espacio comercial, impulsora de la actuación con la colaboración de la Federación de Empresarios del Comercio (FEC) y Mercasa (referente nacional en el asesoramiento para la construcción de estas edificaciones), se expresa con optimismo aunque tampoco esconde que la actuación no está cerrada. Ni mucho menos. De hecho, se ha fijado para «enero o febrero» de 2013 la fecha en la que «ya sabremos si va para adelante o no», tal y como avanzó el presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado del G-9, Miguel Barrios.

En este momento, la situación se encuentra aún lejos de poder afirmar si el proyecto puede ser viable ya que, hasta la fecha, solo se tiene el compromiso de «la mitad de los 20 o 23 concesionarios» que son necesarios para que la iniciativa salga adelante (en un principio se habló de entre 25 y 28 puestos).

En cualquier caso, el trabajo en la Asociación y en la propia FEC se ha intensificado en los últimos meses tras comprobar que solo dos de los nueve puestos que hay ahora en el Mercado están dispuestos a embarcarse en esta aventura para la que habrá que reunir (administraciones incluidas) entre 16 y 18 millones de euros. El resto de los comerciantes que ocupan ahora el lugar con un negocio han rechazado la oferta por diferentes motivos (hay quien se va a jubilar y no quiere hacer esa inversión, hay a quien le parece un gasto demasiado grande para sus posibilidades...).

Así las cosas, cumplido el trámite de dar prioridad a los que ya ocupan un puesto en el Mercado, los impulsores de la idea han comenzado a sondear y a ofrecer la participación en el proyecto a otros comerciantes de la ciudad con la esperanza de que se suban al carro.

En este sentido, Barrios explicó que tanto desde la FEC  como desde la Asociación del G-9 «ya hemos mandado un comunicado a las asociaciones de cada gremio» para hacer el ofrecimiento. Una tarea que se ha completado «después, llamando uno por uno a casi todos». Todo ello, tras hacer una selección y buscar a aquellos por los que hay más interés que se sumen (puede haber un determinado sector que ya esté copado).

Este trabajo se desarrolla con dos o tres reuniones semanales pero el proceso es «lento» ya que son decisiones que no se pueden tomar a la ligera. Es más, si un empresario se muestra receptivo también debe realizar las consultas con sus gestores antes de dar cualquier paso. Eso por no hablar del siempre imprescindible acceso a la financiación. Que tarde o temprano, llegará.

En cualquier caso, Barrios recordó que el camino es largo ya que es difícil que la obra, de salir adelante, está finaliza antes de cuatro años (para 2017). Entre otras cosas, tal y como añadió, porque la ejecución de las mismas tiene fijado un plazo que oscila entre los 18 y los 24 meses.

En cualquier caso, para poder entrar en detalles habrá que esperar a febrero. Y será a partir de ese momento, si todo sigue los cauces deseados, cuando los socios decidirán si realizan alguna modificación al proyecto. Más que nada, porque si son ellos los que van a poner casi todo el dinero, deben ser ellos también los que le den el visto bueno. En ese momento deberán constituirse como sociedad y partir de ahí llegará el momento de asegurar las ayudas prometidas por el Ayuntamiento y buscar otras nuevas.

Una idea ambiciosa

Sea como fuere, lo cierto es que el anteproyecto, que fue presentado al Ayuntamiento en mayo de 2011, contempla una actuación en una superficie comercial de producto seco de alrededor de 1.500 metros cuadrados. A estos habría que añadir una tercera planta dedicada al ocio y al negocio de la hostelería con entre 2.000 y 2.500 metros cuadrados más. Y es que, tal y como señalaron en esas fechas desde la FEC, la iniciativa cree que puede dar respuesta a un radio de influencia de 55.000 habitantes.

De ahí que el Mercado del G-9, que sigue el modelo del Sur pero que aspira a superarlo, sea, a juicio de los comerciantes, más que viable. La instalación comercial también contempla la construcción de un aparcamiento subterráneo con capacidad para alrededor de 400 vehículos.