El Correo de Burgos

JOSE MANUEL DE LAS HERAS Pte. de la Cámara de Burgos

«La continuidad de las Cámaras Agrarias resulta una completa incógnita»

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Burgos

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M. M. / Burgos

Pregunta.- Acaba de tomar las riendas de un nuevo mandato en la Cámara Agraria de Burgos, lo que en estos tiempos tan difíciles habrá supuesto sentimientos encontrados.

Respuesta.- Sí, así es. Es cierto que por un lado, estamos satisfechos porque desde la UCCL hemos recuperado la mayoría absoluta que hasta el pasado mandato habíamos tenido. Y todo ello fruto del trabajo duro y conjunto de los compañeros afiliados y del equipo técnico que nos permiten estar ahí, en toda la provincia, a través de nuestras cuatro oficinas en Aranda, Miranda, Medina de Pomar y Burgos -en las que trabajamos 15 personas-, y que nos permiten intentar dar respuesta a todos los problemas que nos plantean, y eso la gente lo agradece mucho.

P.- Y la cruz....

R.- La cruz es la preocupación al ver que este nuevo mandato lo afrontamos sin partida presupuestaria, después de que la consejera de Agricultura decidiera quitarlas de un plumazo. A pesar de ser fruto de unas ratios marcadas en función de las hectáreas y juntas agropecuarias de cada provincia, y ahora nos deja una partida recortada y nos dice «vosotros sabréis que tenéis que hacer con vuestras actuaciones y sobre todo vuestros trabajadores», cuando saben que no tenemos actividad que nos genere ingresos propios.

P.- Lo que os ha llevado a despedir a ocho trabajadores en agosto como primera consecuencia.

R.- Sí, y lo que es peor, a pesar de haber tirado del poco fondo que teníamos, no hemos tenido ni siquiera para pagarles las indemnizaciones que les corresponden, lo que nos ha generado un dilema. Por ello, esperamos poder hablarlo con la consejera y acordar cómo seguir: si hay que tener menos gente así se hará, pero a estos trabajadores hay que tenerles respeto y pagarles lo que se les debe. Porque además somos los únicos que lo hemos hecho, y se ha hecho de mutuo acuerdo, pero lo normal hubiera sido poder hablarlo todo. Por ello, deseo que se hable todo esto, una vez configuradas las Cámaras, porque nosotros les debemos muy poco pero en otras provincias, a estos trabajadores ni se les ha despedido ni se les ha pagado, y la Junta debe hacerse responsable hasta lograr normalizar la situación.

P.- ¿Dialogar y marcar qué otras vías puede haber?

R.- Efectivamente, porque si nosotros teníamos trabajadores era porque la Junta nos encargó que realizáramos una labor de coordinación y asesoramiento a los agricultores, con lo que ahora ¿qué va a pasar, cómo se va a realizar ese trabajo que llevamos tantos años realizando? ¿Vamos a seguir haciéndolo, ya no, con qué gente? Y que se apruebe un decreto donde se explique todo eso.

P.- ¿Con qué presupuesto se contaba y a cuánto se redujo?

R.- Había en torno a 1,4 millones de euros para toda la región, y ahora nos han dejado a cada Cámara Agraria con sólo 74.000 euros, sin atender al volumen de cada una, tanto de trabajadores como de socios, ni de gastos de sede en calefacción, material, etcétera, y a mediados de junio, cuando ya llevábamos medio año de actividad y de proyectos para el resto del año.  

P.- Cuestión que se agrava en el caso de la cámara burgalesa, una de las mayores de la región.

R.- Éramos, junto a la de Salamanca, una de las que mejor habíamos hecho los deberes y con más actividad, es decir con más empleados también. Pero ha dado igual, ya que todos los presidentes de las cámaras pedimos reunirnos con la consejera quien se quitó de encima ese encuentro remitiéndonos al director general.

P.- Pero el problema sigue ahí porque si bien vosotros acordasteis con los trabajadores el despido, en otras cámaras los responsables dimitieron directamente.

R.- Sí, cada equipo tomó su decisión, nada criticable por supuesto. En Ávila, Segovia y Burgos agarramos el toro por los cuernos gastándonos todo lo que teníamos y aún así les debemos algo a estos empleados, pero es que ahora el problema sigue estando ahí. Y alguien tiene que arreglarlo ya que no podemos financiarnos. En nuestro caso el alquiler de una parte de la sede nos daba lo justo para costear la formación que damos a los asociados, pero nada más.Continúa en edición impresa

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