El Correo de Burgos

JUICIO POR ROBO CON VIOLENCIA

Los ladrones de Palazuelos lesionaron a la víctima con total «ensañamiento»

Visto para sentencia el juicio por el robo violento a un anciano en Palazuelos de Villadiego

Burgos

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M. R. / Burgos

El juicio contra cuatro ciudadanos rumanos acusados de maniatar y torturar a Francisco Manzanal en su vivienda de Palazuelos de Villladiego en noviembre de 2011 con el objetivo de robarle quedó ayer visto para sentencia después de que las partes presentaran sus informes definitivos. La Fiscalía solicita 39 años de cárcel para Laurentiu I., Romeo A., Calin F. y Eugen I. por los delitos de robo con violencia, asesinato, detención ilegal y robo continuado con fuerza. Francisco Manzanal falleció en el hospital San Juan de Dios en julio de 2012.

La fiscal mantuvo todas sus peticiones de cárcel al considerar que los cuatro acusados participaron en los hechos que se les imputan. Según la representante del Ministerio, hay pruebas directas que los sitúan en la localidad y en la vivienda de la víctima el día de los hechos. Precisamente un lunes, el día que Francisco dedicaba siempre para ir al mercado de Villadiego.

En la vivienda de la vecina de la víctima se encontraron restos biológicos de Calin F., Eugen I. y Laurentiu I. Un asalto, que según la Fiscalía se produjo el mismo día. Las pruebas biológicas sitúan también en la vivienda de la víctima a Eugen I., Calin F. En el caso de Romeo. A., aunque las pruebas biológicas no lo sitúan en la vivienda de la víctima, la fiscal relató cinco indicios que apuntan a su participación, el reconocimiento fotográfico de la víctima, los restos biológicos de Francisco hallados en su vehículo, el uso que hizo en un cajero de la tarjeta de la víctima, así como las declaraciones del testigo protegido.

La fiscal justificó su calificación de los hechos como un delito de asesinato en que todos tenían un «dominio funcional» del hecho. A ello añadió que las lesiones y las quemaduras que le provocaron -con el 17% del cuerpo quemado- eran de extrema gravedad hizo que falleciera como consecuencia de esas agresiones. Según su argumentación, hubo alevosía y ensañamiento, ya que era «absolutamente innecesario quemarle de esta forma».

El abogado defensor de  Laurentiu I. y Calin F. incidió en que el tribunal no había cumplido la normativa relacionada con los testigos protegidos y puso en duda la credibilidad de sus testimonios por ser «contradictorios», en concreto con las supuestas amenazas de Calin F. a uno de ellos en un bar para que dejara de hablar con la Guardia Civil. En cuanto a los reconocimientos fotográficos de la víctima, el letrado recordó que habló que en su casa entraron tres personas que habían trabajado para él. A Laurentiu «no le conocía de nada» y Calin F. «no trabajó con él». En cuanto a las pruebas de ADN que les sitúan en la vivienda de la víctima, la defensa aseguró que no se podía establecer la relación temporal. El abogado de Romeo A. y Eugen I. puso en cuestión también la carga de las pruebas. En el caso de Romeo A., cuyo vehículo vieron dos testigos y se hallaron restos biológicos de la víctima, indicó que solía alquilarlo a compatriotas. También dudó de los reconocimientos de la víctima y cuestionó el testimonio del jefe de la investigación, ya que insistió en que Romeo tenía un aspecto muy diferente de las fotos que se le mostraron. Del mismo modo, pidió la nulidad del testimonio del testigo protegido al considerar que pudo actuar por enemistad con el acusado y preguntó por qué no se le sacaron muestras biológicas cuando entre las halladas en la vivienda había un perfil genético de varón desconocido. Como mucho, se le podría imputar un delito de receptación por utilizar la tarjeta de Francisco. Respecto al ADN de Eugeni I. hallado en los botellines de cerveza encontrados en la casa de la víctima adujo que no se puede acreditar cuándo ni dónde fueron bebidos.

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