El Correo de Burgos

RELIGIÓN Y TRADICIÓN

Una fiesta del Corpus Christi con un marcado mensaje solidario

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Burgos

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M. R. / Burgos

La celebración del Corpus Christi regresó un año más a las calles de Burgos, un acontecimiento marcadamente religioso que fija el inicio de una serie de eventos festivos muy arraigados en la ciudad. Apenas quedan cuatro días para que se celebre el Curpillos, fiesta genuinamente burgalesa con las Huelgas y el Parral como escenarios principales, y en pocas semanas la capital se vestirá de gala para honrar a San Pedro y San Pablo.

La amenaza del cielo gris no impidió que la eucaristía, motivo principal de la fiesta del Corpus Christi, se celebrara en la plaza del Rey San Fernando, a los pies de la Catedral. Tampoco el frío, más propio de marzo, fue obstáculo para que cientos de fieles, entre los que se mezclaban turistas y peregrinos, acudieran al acto religioso, oficiado por el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín. Es el día de la eucaristía, del ‘Cuerpo de Cristo’.

Y también es Día de la Caridad, tal y como recordó el arzobispo en su homilía. Hizo mención a la parábola de los panes y los peces, al ‘milagro’ que en tiempos de crisis acuciante, con el paro en constante ascenso, especialmente el de los jóvenes, al que es necesario apelar. Una necesidad de redoblar esfuerzos y sacar provecho de todos los recursos disponibles. Y lo hizo a través de un llamamiento a la solidaridad, hacia un nuevo modelo de convivencia en el que cada integrante de la sociedad pueda aportar sus capacidades por que es «el momento de la solidaridad». Un avance solidario en el que, dijo, la «Diócesis da un paso». Recordó que Cáritas ha iniciado una campaña, ‘La parroquia en mi pueblo acoge’, para la creación de seis equipos de Cáritas en la provincia, concretamente en Medina de Pomar, Villarcayo, Briviesca, San Juan de Ortega, Lerma y Roa. Un proyecto que requiere una inversión de 300.000 euros para desarrollarlo durante los próximos tres años. Una iniciativa con la que Cáritas quiere promover acciones para favorecer el proceso de integración de personas en riesgo de exclusión. El arzobispo cerró su intervención en la plaza del Rey San Fernando con un último mensaje que tuvo como protagonistas los niños y niñas que han recibido la Comunión este año. Animó a los adultos a que tomen como referencia la «sencillez» de los pequeños. Un buen ejemplo para manejarse por estos tiempos adversos. Como manda la tradición en esta celebración, tras la misa comenzó la procesión que rinde culto a la figura de Cristo. Gigantones y Gigantillos, seguidos por los Danzantes y tetines, así como los timbales que marcan el ritmo de la marcha de la ciudad.

Niños y niñas que hicieron la Comunión el pasado mes de mayo abrían la procesión en la que se lleva la carroza de plata que porta la santa custodia. Tras recorrer la calle de La Paloma y girar por Cardenal Segura, la comitiva llegó a la Plaza Mayor, momento en el que el arzobispo ofició la bendición desde el balcón del Ayuntamiento con la santa custodia. La procesión continuó con su recorrido por el paseo del Espolón hasta la plaza del Rey San Fernando.El broche popular a la solemnidad religiosa de la procesión lo puso una vez más el tradicional Salto del Tetín. Flanqueado por los Danzantes, el Tetín Mayor inició el baile por la calle de La Paloma que se completa con la carrera del Tetín hacia el alcalde, Javier Lacalle, que espera, quieto, su llegada. El Tetín llega, da un salto hacia arriba y saluda al regidor. Ritual que repite dos veces más.

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