La pobreza se escapa a los pueblos

C. MORENO / BurgosLa pobreza crece, se enquista y busca nuevos escenarios. En un país donde más de 3 millones de personas viven con menos de 307 euros al mes, cifra que enciende todas las alarmas incluso en el Consejo Europeo, la penuria se extiende y ocupa territorios en donde antes de la crisis apenas se presentía lo que era sobrevivir sin apenas recursos. Cáritas, a la que recurrieron 18.000 burgaleses el año pasado, lanza la voz de alarma ante el incremento de la miseria en los pueblos, lugar donde buscan refugio quienes lo han perdido todo y saben que la exclusión social es lo único que les aguarda en el ámbito urbano. De esta alarma surgió la expansión de Cáritas al resto de la provincia, donde ya está presente en cinco lugares, el último de ellos Villarcayo con un centro de atención a la infancia.Radiografiar la pobreza en el mundo rural no resulta fácil, ni siquiera para una organización como Cáritas, con sus 50 años de experiencia. Alfredo Calvo, responsable de comunicación del colectivo en Burgos, reconoce que quien está por debajo del umbral de la pobreza, porque debe sobrevivir con menos de 307 euros al mes, oculta su situación para que no trascienda. En la mayoría de los casos sólo el cura advierte el problema y reclama ayuda.Prestar atención a estas necesidades es muy complejo, porque choca con una situación silenciada en una sociedad no cohesionada y donde las tasas de abandono son muy altas.Cáritas, además de prestar la ayuda urgente para paliar las necesidades más acuciantes, alerta del riesgo de exclusión que se cierne sobre niños y jóvenes en los pueblos. La falta de recursos en el núcleo familiar deriva en adolescentes sin expectativas laborales, inactivos, que denostan la formación y sin esperanzas de salir de una situación precaria. «Hemos visto chavales en la calle y sin disposición a buscar alternativas laborales o de formación», revela el responsable de la organización benéfica.