Burgos cumple en vacunación a bebés pero lidera el rechazo a protegerse frente al VPH

L. B. / Burgos

Al margen de las controversias que de cuando en cuando surgen en relación con las vacunas infantiles, los datos de cobertura que maneja el responsable de Epidemiología del Servicio Territorial de Sanidad, José Luis Yáñez, evidencian que un 95% de los bebés burgaleses reciben todas las vacunas indicadas. La situación local por tanto se aleja de lo que ocurre en el mundo, donde al menos un 20% de los niños no tienen acceso a esta herramienta de salud pública «que ha demostrado ser tan efectiva», como señalan las cifras globales de mortalidad infantil recordadas estos días al hilo de la Semana de la Vacunación.

El dato de la provincia es reseñable porque no siempre ha sido así y «los indicadores han mejorado en los últimos años, por lo que podemos darnos por satisfechos». Sin embargo, una mirada detenida a algunas de las protecciones constata que aún existen rechazos puntuales que rebajan esa buena nota y obligan a ser aún muy exigentes.

Yáñez, al respecto, apunta a la segunda dosis de triple vírica, cuya cobertura es del 91% y tendría que alcanzar «al menos el 93% para evitar la aparición de casos de sarampión, que es una enfermedad muy transmisible». El especialista achaca esta cifra más baja de lo deseable al regreso reciente de niños de padres inmigrantes a sus países de origen, lo que habría impedido registrar si se ha inoculado o no esa segunda dosis. Con todo, Yáñez reconoce que hay que trabajar para mejorar la cobertura.

Pero si hay un ejemplo de indicador bajo es el que arroja la vacuna frente al virus del papiloma humano, recomendada para impedir la aparición de cáncer de cuello de útero. La provincia registraba el año pasado el mayor número de rechazos de toda la Comunidad. Hasta 50 niñas que, por edad, debían inmunizarse optaron por no hacerlo.

Así, la cobertura en esta vacuna descendía al 87% de la población diana en 2013. Yáñez ve varias causas tras este fenómeno evidente en la estadística: «Se trata de una vacuna cara, asociada a varias polémicas desde que se aprobó, vinculada con el sexo y en el punto de mira de movimientos antivacunas que, sin tener una presencia excesiva, proliferan últimamente sobre todo en el norte de la provincia, tal y como confirma la distribución geográfica de los rechazos registrados a esta vacuna concentrados en los centros de salud de ese área».

Sobre este último factor Yáñez lamenta que se extiendan formas de pensar que caen en «la falacia natural» porque su planteamiento, «un tanto radical, tiene consecuencias para la salud pública».Repunte de paperasEn Burgos, en concreto, también se aprecia en esa misma zona un repunte de casos de parotiditis (paperas) en adolescentes no vacunados. «Desgraciadamente esta vacuna es junto a la gripe una de las mejorables y la estadística lo indica. El año pasado llegamos a 98 casos casi el doble de los 49 registrados en 2011 y aunque afortunadamente no es una enfermedad que se complique demasiado no es lo mismo pasarlo vacunado que sin estar inmunizado».

Para el epidemiólogo, este fenómeno y los buenos resultados obtenidos por la vacunación en términos generales, ya que ha reducido a la mínima expresión la aparición de enfermedades antes frecuentes, son las principales amenazas de las vacunas. «Si los profesionales sanitarios y el conjunto de la sociedad deja de preocuparse por estas patologías las vacunas pueden morir de éxito», explica y llama a sus compañeros a esforzarse al máximo en conocer y divulgar las bondades de esta protección.Sarampión, tétanos...La efectividad - y la rentabilidad, pues genera un ahorro importante en tratamientos- queda patente de nuevo en la estadística. Más allá del tímido regreso de las paperas, el año pasado no se registró en la provincia ningún caso de sarampión -el único de 2012 llegó ‘importado’ de Tailandia- ni de rubéola. Además, hubo un caso declarado  de tosferina en 2013 y tres en 2012.

De tétanos no se conocen afectados desde 2008 y de meningitis, tras las epidemias que dispararon las alarmas en 1997, la generalización de la vacuna ha dado como resultado 3 únicos casos en 2013 «y no de la variante de la que se inmuniza».