El Correo de Burgos

Un simulador para ponerse en su piel

La asociación de esclerosis múltiple reproduce los efectos de la enfermedad

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Burgos

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SAMANTA RIOSERAS / Burgos

Un brindis y un tentempié hubiesen sido una buena forma de celebrar el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, pero para una asociación en lucha constante por la visibilidad de esta enfermedad, el festejo no podía quedarse en un simple chin chin. Tenían que dar, como siempre, un paso más hacia adelante. Y ayer lo consiguieron.

Para convertir su día en un generador de empatía, la asociación preparó simuladores de los efectos de la enfermedad. Nada de últimas tecnologías y grandes aparatos, pero sí mucho ingenio.

Las personas que sufren esta patología pueden ver afectado su campo de visión, así que los miembros de la entidad cogieron unas gafas de sol y con varias pegatinas cubrieron las lentes para reproducir el modo en el que ellos ven el mundo que les rodea.

«La esclerosis múltiple provoca rigidez en las articulaciones como en la rodilla por ejemplo. Eso hace que al andar tengas que arrastrar la pierna o hacer un pequeño giro para moverla», explica Tamara, unas de las profesionales de la asociación. «A la gente que ha venido le hemos puesto una férula que inmoviliza el movimiento de la rodilla para que experimenten esa sensación», añade.

Con pesos de hasta dos kilos han rodeado las muñecas de todo aquel dispuesto a conocer de primera mano los efectos de esta patología. «Después de colocar la carga les hemos pedido que realicen tareas cotidianas como levantar objetos o llevarse una cuchara a la boca. Se han dado cuenta del tremendo esfuerzo que supone».

El último paso para ponerse en la piel de los afectados fue hacer frente a los espasmos musculares. «Suelen ser muy frecuentes», apunta Tamara. Para recrear este síntoma, los especialistas de la asociación unieron una anilla y un guante con un hilo y les pidieron a los asistentes que se lo pusieran y comenzaran a escribir.

«Mientras, nosotros tiramos de la anilla. Todo muy rudimentario», comenta sonriente Tamara.

Unas gafas, un puñados de pegatinas, unas cuantas pesas y un hilo hilvanado con kilos de imaginación permitieron que la empatía se trasladase del campo cognitivo al físico para simular una segunda piel de la que no será fácil desprenderse. 

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